Está condenada al silencio. Tiene un programa definido, pero nadie nunca la ha escuchado tocar. Es la orquesta de cristal. "Como su nombre lo indica, todos los instrumentos de esta orquesta, primero y único ejemplar en su género, son obras maestras de la cristalería", se lee en La orquesta de cristal, novela del autor nacional Enrique Lihn, publicada en Argentina en 1976, por editorial Sudamericana. El volumen jamás circuló oficialmente en Chile.
"La orquesta de cristal viene a darle corporeidad a un libro más mentado que leído. (...) Es una novela casi fantasmal", anota el escritor Roberto Merino en el prólogo de la nueva edición, que ahora publica el sello Hueders a 37 años de su aparición.
El régimen de Pinochet lleva tres años en el poder. Enrique Lihn (1929-1988), un agitador cultural más reconocido como poeta y opositor al régimen militar, busca la manera de hacer una crítica a la censura imperante. El silencio es una máscara y La orquesta de cristal la encarna en lo que fue su segunda novela, luego de Batman en Chile (1973).
Protagonizada por el álter ego de Lihn, Gerardo de Pompier (De Pompiffier en la novela), y en parte ambientada en la Belle Epoque, en La orquesta de cristal "el lenguaje es llevado a la broma total, a sus más siniestros lugares comunes y de horror cultural", dice Marcela Fuentealba, editora del sello Hueders.
A la par de la novela llegan dos cómics a librerías inspirados en la poesía de Lihn. Uno es El Paseo Ahumada (1983), con ilustraciones de Liván. El otro se llama Nada se pierde con vivir, que recrea tres poemas que dialogan entre sí: Monólogo del padre con su hijo de meses, Monólogo del viejo con la muerte y Monólogo del poeta con su muerte. Los dibujos son de Jorge Quien, y editorial Das Kapital, la responsable de hacerlos circular.
El Paseo Ahumada es un libro donde hablan los desempleados y vendedores ambulantes de la céntrica calle capitalina en los 80. "El cómic es la recreación del espacio público dictatorial, de su fauna urbana y la cita política", dice Camilo Brodsky, editor de Das Kapital. "Creo que esa recreación viene a ser un aporte a la propia lectura que se puede hacer hoy de la realidad", agrega.
Atmósfera de terror
Cuando Enrique Lihn escribe La orquesta de cristal, entre 1974 y 1975, ya es autor de nueve libros de poesía. Los más aplaudidos hasta entonces: La pieza oscura (1963), Poesía de paso (Premio Casa de las Américas 1966) y La musiquilla de las pobres esferas (1969).
Por esos días de escritura de La orquesta... Lihn, sin estudios universitarios, logra un puesto de profesor en el Departamento de Estudios Humanísticos de la U. de Chile. El dinero lo apremia. "Vivo obsesionado en varios planos: por las inmensas lagunas en mis conocimientos que debo llenar para hacerme íntimamente presentable como profesor", le escribe en una carta, en 1975, a su amigo Pedro Lastra.
Su segunda novela está prácticamente terminada. Lihn envía una copia del manuscrito a España. A la casa de su amigo Germán Marín. "En esa época, en Chile no había circulación editorial", dice hoy Marín, quien conocía a los encargados de Sudamericana en Argentina. El contacto estaba hecho.
Así, en 1976, La orquesta de cristal se publica con una portada de fondo negro y una imagen central: el cuadro de La orquesta de la ópera, del pintor Edgar Degas. La inclasificable novela, que ambienta los salones de París del siglo XX con citas a la Segunda Guerra Mundial y las vanguardias europeas, finaliza con 63 notas que completan las últimas 70 páginas del libro.
En la medida que va narrando, Lihn define su discurso: "Es curioso, en una atmósfera de terror la as?xia recae antes en la singularidad fáctica del pensamiento que en su puro ejercicio formal", anota en La orquesta... Y agrega: "Yo supongo que, si el in?erno (con sus distintos círculos) existiera, los condenados se encontrarán todos en el más profundo de aquéllos, como atraídos por un imán".