Un nuevo diseño de campaña ha comenzado a aplicar el comando de Marco Enríquez-Ominami para las dos últimas semanas de la contienda electoral. La apuesta -comentan en la sede de calle Morandé- es simplificar el discurso y dejar a un lado las propuestas programáticas demasiado elaboradas para enfatizar ideas sencillas con un mensaje directo de cambio.
En el comando explican que la idea es replicar la fórmula que utilizó Joaquín Lavín en su campaña de 1999, cuando en primera vuelta estuvo a 30 mil votos de empatar con el abanderado de la Concertación, Ricardo Lagos. En esa ocasión, Lavín reforzó su discurso del "cambio".
La del candidato de la Alianza en 1999 es una campaña conocida de cerca por Enríquez, pues el diputado independiente, junto a Carlos Ominami, participó en la campaña de Lagos durante la primera vuelta.
Según cercanos a Enríquez, la idea es no cometer los errores de entonces, en que -según el análisis interno- Lagos se mostraba distante de la gente y sus problemas más cotidianos.
Junto con evitar la confrontación con sus demás contendores, Enríquez también enfatizará que es el único capaz de derrotar a Sebastián Piñera en un balotaje.
"Creo en un voto de rebeldía y protesta, pero también en un voto transformador, y para mí, un voto transformador es un voto útil. Yo invito a no botar el voto. Votemos por quien pueda competir de verdad en segunda vuelta", dijo Enríquez. El candidato independiente se reunió ayer con el ex ministro de Agricultura de Patricio Aylwin, el PRSD Juan Agustín Figueroa, quien destacó la posibilidad que sea Enríquez quien pase a segunda vuelta.
Figueroa dijo que aún no decide por quién votará en diciembre y que muchos radicales ven a Enríquez "con simpatía por su coincidencia ideológica y valórica".