Aunque como diputado ha mostrado simpatías por el Presidente venezolano, Hugo Chávez, no sumándose a los proyectos de acuerdo de la Cámara en que se cuestiona su gobierno, ayer Marco Enríquez-Ominami tomó distancia del mandatario.
El candidato cuestionó las afirmaciones de Chávez, quien dijo que la instalación de bases militares de EE.UU. en Colombia "puede ser el primer paso" para una guerra. "No quisiera darle resonancia a sus planteamientos. Los chilenos queremos paz y no guerra", dijo ayer.
El martes se votó en la Cámara una declaración que advertía la preocupación por la libertad de expresión en Venezuela. A través de un proyecto de acuerdo, aprobado con 62 votos a favor, los diputados rechazaron "rotundamente la amenaza y la violencia" por parte del gobierno de Hugo Chávez y denunciaron "la utilización de la justicia como arma de acción política".
Y aunque en el entorno de Enríquez dicen que él no estaba en la sala para la votación, ayer se refirió al tema.
"La libertad de expresión es un valor esencial. Eso corre para Venezuela, Namibia y también Chile. Pero mal podemos pontificar al respecto si el encargado oficial de la censura en dictadura hoy forma parte del Tribunal Constitucional con votos de la Concertación", dijo. Enríquez, quien no ha apoyado ninguno de los nueve proyectos de la Cámara contra el actuar de Chávez, agregó que "no soy chavista".
En tanto, en un foro de la Universidad Adolfo Ibáñez, Jorge Arrate también tomó distancia de Chávez. Aunque valoró "sus logros en justicia social", el candidato del Juntos Podemos dijo que estaba contra las reelecciones indefinidas y que, a diferencia de Chávez, no habría traspasado la concesión de los canales de TV, sino que habría llamado a licitación: "Correa me resulta atractivo, Morales y el propio Lula. No me ocurre lo mismo con Chávez".