La penúltima fecha del Torneo de Clausura cambió todo. Colo Colo era el favorito, a dos victorias de la estrella 32. Pero en el Monumental, los albos no pudieron superar a Antofagasta. A la misma hora, Universidad de Chile cumplió con su tarea y venció a O'Higgins. Con aquello, el equipo de Guillermo Hoyos se encaramó a la cima, a una fecha del final. Ahora, la U tiene la sartén por el mango. Están a un triunfo de su 18º título de Primera División.
De ocurrir esto último, el presente campeonato nacional puede engrosar la lista de farras colocolinas y remontadas laicas. Teniendo la consagración en el bolsillo, el Cacique no depende de sí para ser campeón. En la otra vereda, la U está ad portas de un festejo que no se preveía en el inicio de la temporada.
Haciendo un poco de historia, podemos encontrar algo similar en el Torneo Nacional de 1959. Colo Colo y la U eran candidatos y faltando dos fechas para el final el cuadro popular era líder, con 36 puntos, dos más que los estudiantiles (hasta 1994, se sumaba sólo dos puntos por victoria). En la penúltima jornada, los azules vencen 3-2 a su archirrival. En la fecha final, ambos ganan sus respectivos partidos, con lo cual el campeón se dirimió en un juego de definición, el cual ganó la U por 2-1.
Si de farras albas se trata, un año antes también se dio. El elenco blanco era el puntero en solitario, con 33 unidades, una más que Santiago Wanderers. En la penúltima jornada, Colo Colo perdió 3-2 con la U, mientras que los porteños igualaron 1-1 con Unión Española. Última fecha. El Cacique pierde 3-0 frente a Everton, mientras que los caturros igualaron con O'Higgins y fueron los campeones. Más reciente en el tiempo está la final del Apertura 2008. El plantel, entonces dirigido por Fernando Astengo, quería el pentacampeonato, algo inédito en el fútbol local hasta el día de hoy. Luego de eliminar a Ñublense en semifinales, accedieron a la definición ante el Everton de Nelson Acosta. En la ida, en Macul, los albos ganaron 2-0. Estaba todo dado para una nueva estrella. Pero en la vuelta, en Viña del Mar, todo cambió. Con tantos de Ezequiel Miralles (2) y Jaime Riveros, los ruleteros fueron campeones luego de 32 años.
[caption id="attachment_810441" align="aligncenter" width="1180"]
Foto: Felipe Fredes / Agencia Uno[/caption]
Quizás, el ejemplo más icónico de cómo desperdiciar una ventaja fue en el 2010. En un campeonato cuyo formato cambió debido al terremoto, la escuadra de Diego Cagna tenía una brecha de seis puntos sobre la U y de siete sobre Católica, a siete fechas del fin. Pero el rendimiento del club se desplomó, mientras que la UC de Pizzi finalizó el torneo con siete victorias seguidas y le arrebató un cetro que parecía seguro.
Una situación completamente diferente ocurre con Universidad de Chile, que sabe de remontadas. Una recordada fue en 1994. Ese fue el último torneo en el cual se dieron dos puntos por victoria. A 10 fechas del final, la Católica de Manuel Pellegrini tenía una ventaja de dos unidades sobre los azules de Jorge Socías. En la fecha 26, estaban igualados en 42 puntos, y en la siguiente vino el zarpazo de los laicos, con el triunfo 1-0 sobre los cruzados, con gol de Marcelo Salas. Al cabo de 30 fechas, la U se impuso en una unidad sobre la UC. La primera estrella en 25 años.
Una menos sonora pero igual de importante fue en el Torneo de Apertura 2004. Cuando la liga chilena tenía grupos y playoffs, los finalistas fueron la U y Cobreloa. El camino azul fue sinuoso, ya que entraron en los cuartos de final como mejor perdedor ante Unión Española. En la definición, en Santiago empataron sin goles, mientras que en Calama los loínos comenzaron ganando, pero los de Héctor Pinto encontraron la igualdad con un autogol. Finalmente, por penales, fueron campeones.
La última, y seguramente la más importante, fue en el Apertura 2011. Universidad Católica tenía todo para ser el bicampeón. En la final de ida ante la U de Sampaoli ganaron 0-2. Pero el equipo laico, comandado por Gustavo Canales, dieron vuelta la serie y se impusieron por 4-1, para levantar una copa que era una quimera.