Felipe Barraza (25 años) llegó a Pucón el lunes a buscar el próximo domingo una revancha. El año pasado fue tercero y ahora busca algo más, aunque lo ve difícil. Sincero, no evita preguntas y comenta cómo es para él vivir el alto rendimiento en Chile.
¿Nunca ha pensado en internacionalizar su carrera como Bárbara Riveros?
Sí, pero no igual. Yo ya la internacionalicé, pero no como ella. Nunca he pensado en irme a vivir afuera, pero sí me he sumado a grupos para entrenar con ellos durante un tiempo. Vivo en Chile, pero de marzo a octubre estoy dando vueltas por todo el mundo.
¿Qué diferencia la preparación que hay en Chile a la del resto del mundo?
Más que los clubes o el país es un tema de cultura. Cuando viajas te das cuenta que uno puede entrenar más y más tranquilo rodeado de gente que está haciendo lo mismo. Cuando uno lo hace en Chile es como remar contra la corriente. Tenemos las condiciones y los lugares para prepararnos bien, tenemos los talentos, pero terminan yéndose o desertando.
¿Es difícil ser profesional en Chile?
Lo que pasa es que cuando debes tomar esa decisión, el noventa por ciento de los compañeros que entrenaban contigo prefieren la universidad y te toca entrenar solo. Fuera de Chile hay 15 de tu edad entrenando juntos. Entonces, claro, obvio que dan ganas de irse y entrenar con ellos.
¿La cultura chilena no quiere a los deportistas?
La cultura chilena no da para esto. Siempre se conforman con lo mínimo y no nos gusta profesionalizar el deporte.
¿Por qué decidió remar contra la corriente?
Creo que uno lo decide, pero también sin querer se sube. Yo estoy desde los ocho años y siempre se fue convirtiendo en algo más profesional, hasta que tuve que tomar la decisión racional y decir "sigo o me retiro y me dedico a estudiar". Tomé la decisión de ser profesional, estudié también, pero me dediqué a esto.
¿Fue complicado tomar esa decisión?
Es que... Desde que tus amigos no entienden lo que estás haciendo, ni tus primos o tu familia… Es todo un sistema que no está para los deportistas. Para qué hablar de las estructuras de entrenamiento.
¿Se arrepiente?
No me quejo, por lo mismo decidí estar un tiempo afuera y ahora vivir en Chile tranquilo. Todo lo que tengo lo ocupo para mi beneficio, pero nunca he culpado de que porque me faltó algo no pude rendir como quería.
¿Qué le enamoró de esto?
El trabajo duro. El cuarto entrenamiento a las siete de la tarde, el sacrificio para que las cosas resulten. Me siento diferente por eso. Sé que es un poco de locura, obsesión, pero me encanta. Respeto mucho a los triatletas porque les va bien sólo por trabajo duro. Puedes tener mucho talento, pero si no trabajas no sirve de nada.
¿Y lo que no le gusta?
La soledad. Para llegar a ser excelente requieres de todas estas horas. Tiene romanticismo, pero también contras.
Dos podios en los últimos dos años ¿Ahora sí llega el primer lugar?
Para mí sería increíble ganarla. Siempre estoy peleando los primeros lugares y no me quiero retirar del triatlón sin antes ganar. Es un tema personal, porque Pucón ha significado mucho en mi carrera. Todos los años voy con todo, pero aún no me he dedicado cien por ciento a la distancia.
¿Preparó bien la carrera?
No, la verdad es que no. No corro esta distancia y como estuve buscando la clasificación olímpica no tuve tiempo para poder prepararla. Sí hice carreras muy duras, corrí varios XTerra y ahí pude agarrar un poco más de forma, pero la experiencia que tengo en la distancia de Pucón es solamente de Pucón.
¿Cómo se controla la ansiedad de ser el chileno llamado a ganar en casa?
Todo triatleta tiene que entender que hay que separar qué es lo que quieren los demás y lo que quiere uno. Divido qué es lo que quiero y qué es lo que quiere mi ego. Obviamente me gustaría ganar y cumplir las expectativas de la gente, pero lo que me deja más tranquilo es tener una carrera en la que no guarde nada.
¿Cómo mide el éxito en una competencia?
Por cómo hago una carrera. Por ejemplo, el año pasado fue un éxito porque lo dejé todo. Me ganaron dos personas lealmente. Cometí algunos errores técnicos con el tema de la alimentación, de la hidratación, y eso me pasó factura. Estar en la punta de la carrera requiere tranquilidad, pero tampoco puedes bajar la guardia.
¿Estrategia de este domingo?
Voy a tratar de hacer una estrategia agresiva, pero al mismo tiempo sabiendo que los últimos cinco kilómetros del trote miden el podio.
¿Hubo un momento en el que pensó en el retiro?
Sí. Lo que pasa es que desde que me dediqué al deporte yo tuve muchos altos y bajos. Tuve que fortalecerme en el equipo que me rodea y que me entendieran. Uno, además de deportista, también es persona y son dudas normales. Lo importante es que tomé la decisión de seguir trabajando duro.