Un año después del comienzo de la crisis ucraniana, Europa Occidental y algunos países que en el pasado formaron parte del bloque comunista que lideraba Moscú, intentan contener no sin problemas a la Rusia de Vladimir Putin. El inquilino del Kremlin se ha negado a dar por perdida la batalla de Ucrania y dejar a un lado su política de expansión para recuperar en parte el peso geoestratégico que una vez tuvo la Unión Soviética.
Desde hace años Polonia ha jugado un papel central en las conversaciones para que Ucrania se acerque a Occidente, tuvo un rol destacado como negociador en la crisis y fue el gran impulsor de las sanciones contra Moscú, aun cuando ahora es uno de los países más afectados por el embargo a la importación de productos alimenticios que Putin impuso en represalia.
Piotr Koscinski, coordinador del programa de Europa Oriental y Suroriental del Instituto Polaco de Asuntos Internacionales (PISM), sostiene en esta entrevista que una firme postura de Occidente y la aplicación sostenida de las sanciones frenarán el empeño de Putin. En todo caso advierte que no son pocos los países que, como Ucrania, deben temer a Rusia.
¿Perdida Crimea, Ucrania ya debe hacerse a la idea de que ya no tendrá nunca más bajo su control Luhansk y Donetsk?
Los llamados "separatistas" tienen el control del 30% o 40% de las regiones de Luhansk y Donetsk, así que no es todo el Donbass (la región del sudeste de Ucrania de mayoría rusohablante). Por eso no podemos decir cuál será el futuro de la región. Es posible que volverá a estar bajo al control de Kiev.
¿Qué otros países deben temer a la política exterior de Putin ¿Estonia y Letonia con importantes poblaciones rusas?
También Lituania y Moldavia con Transnistria, bajo control ruso. Pero también Kazajistán -con 25% de rusos-, Bielorrusia y otras ex repúblicas soviéticas, como parte del llamado "Mundo ruso" ("Russkiy Mir"). Todos esos son entendidos por Putin como territorios habitados por una población con fuertes vínculos con el idioma y la cultura rusa, aunque no sean necesariamente rusos étnicos.
¿Cuál es la mejor forma de frenar, según usted, el empeño de Putin?
La mejor manera de detener a Putin es mantener una postura firme desde Occidente, continuar presionando a Rusia y al propio Putin y aplicar de una forma firme las sanciones donde ellas puedan ser eficaces. Además, la OTAN debe estar preparada para defenderse ante una eventual agresión rusa.
¿Las sanciones contra Rusia están siendo efectivas?
Sí, lo son, aunque llevará tiempo ver los efectos.
¿Qué podrían provocar las sanciones, aparte de golpear la economía rusa y los intereses de los oligarcas cercanos a Putin?
Bueno, esos son los principales efectos de las sanciones y no podemos esperar otros.
¿Es posible que las sanciones obliguen a Putin a preocuparse más de su situación interna que de sus esfuerzos de recuperar la influencia soviética?
Sí. Si la economía rusa tiene problemas, la sociedad rusa podría cambiar la actitud de Putin y el Presidente ruso tendría realmente que preocuparse de la situación interna.
¿Qué rol le cabe a Polonia? ¿Protagonista de primera línea o dejar ese lugar a Alemania?
Polonia opera dentro del marco de la Unión Europea, tomando una intensiva participación en la planificación de su política sobre Europa Oriental, incluida Rusia. No queremos vernos a nosotros mismos, los polacos, como "protagonistas de primera línea" o dejarle ese lugar a nadie. La UE debe trabajar unida.
¿Para enfriar las eventuales ansias rusas hacia Polonia, le basta a su país con ser miembro de la OTAN y de la Unión Europea?
¿Qué más podemos hacer? Creemos que la OTAN y la UE nos mantendrán a salvo. Nadie más nos podría ayudar.
¿Cree que estamos ante una nueva Guerra Fría?
Sí, tenemos una Guerra Fría. Sin embargo, en la anterior había dos grandes bloques, el occidental y el soviético. Ahora tenemos un bloque occidental mucho más grande, con países que fueron del ex bloque oriental, como Polonia, la República Checa o Hungría y Rusia, mucho más débil que lo que fue la Unión Soviética, pero lo suficientemente fuerte para tratar de reconstruir un imperio postsoviético. Desde el punto de vista ideológico, tenemos una disputa entre la democracia occidental y el nacionalismo ruso.