El enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Lakhdar Brahimi, concluyó hoy su visita a Siria, donde este domingo los rebeldes decían controlar uno de los barrios clave en Alepo, en una jornada en la que además se reportaron al menos 80 muertos en todo el país.
El Observatorio sirio de los Derechos Humanos, organización radicada en Londres, indicó que la mayoría de las muertes ocurrieron cerca de la capital, Damasco, y de Alepo. En Damasco se oyeron explosiones y armas de fuego, mientras los combates entre las tropas del gobierno y los rebeldes llegaron al barrio nororiental de Harasta.
"Nuestros combatientes tienen el control pleno del barrio de Saladino tras los duros combates de la pasada noche", dijo a dpa Abu Omar al Halabi, comandante del Ejército Libre Sirio.
La violencia prosiguió a pesar de la presencia en Damasco del enviado especial Brahimi, quien advirtió este sábado que el conflicto en Siria constituye una "amenaza global".
Hoy Brahimi se reunió con más figuras de la oposición toleradas por el régimen y con funcionarios del gobierno, según fuentes sirias, y luego de cumplir con una visita de cuatro días partió rumbo a El Cairo, informó su portavoz, Ahmed Fawzy.
Brahimi señaló que si bien no existe un plan concreto para poner fin al conflicto, se configurará "tras escuchar a todas a las partes, dentro y fuera del país", así como a los interlocutores regionales, con la esperanza de que se pueda crear una propuesta que abra vías para hallar una solución.
El representante internacional se reunirá en la capital egipcia con miembros de la Liga Árabe y posteriormente viajará junto con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, a Nueva York.
De acuerdo con los activistas, 27.000 personas murieron desde que comenzó el levantamiento contra al Assad, en marzo de 2011. La ONU habla de 20.000 muertos.