Universidad Católica llegó ayer a Rancagua con la intención de sacudirse los traumas de amargo un final de campeonato y terminó celebrando un angustioso 2-2 ante O'Higgins, otro equipo cuyos resultados son bastantes menos llamativos que su aparente potencia. Con ese equilibrio, ambos tienen las mismas esperanzas y dudas en su afán de adjudicarse el cuarto cupo chileno en la próxima Copa Sudamericana.
Lo cierto es que la UC terminó ganando el primer tiempo en circunstancias inusuales para los planteamientos de Mario Salas, con el equipo dominado, casi replegado a la espera del contragolpe y con escasas llegadas al arco rival. Incluso el gol surgió de una situación aislada, pues luego de cuatro ataques de O'Higgins, un error inicial de Braulio Leal y otro de Nicolás Vargas terminaron dándole el gol de le ventaja, con un tiro rasante de José Luis Muñoz ante el que nada pudo hacer Jorge Carranza.
El tanto, en el minuto 10, podría haber implicado un cambio en la dinámica del juego, pero el asunto se mantuvo más o menos igual, con los celestes teniendo buena parte de las ocasiones y dándole bastante trabajo a Franco Costanzo, mientras que el portero local sólo se vio apremiado por una escapada de Roberto Gutiérrez que concluyó en tiro desviado.
Las razones para el fenómeno son simples: la UC pareció entender, durante el paso inicial, que muchas de sus frustraciones provienen por el loco afán de ser protagonista. Ganar partidos, en muchas ocasiones, es una circunstancia que poco tiene que ver con el dominio del balón o el número de disparos al arco. Cosa de eficacia, nomás, de anotar lo que tengas a disposición y cerrarte con disciplina cuando el antagonista es el que conduce y agrede.
Con esto, y quizás de manera impensada, el local pagó rápidamente el gasto realizado en un lapso inicial intenso, como lo demostró el amplísimo dominio de la UC a partir del minuto 46', con Diego Rojas como el dueño de la pelota y sus compañeros moviéndose de manera constante y criteriosa.
Por eso, Carranza tuvo en ese período todo el trabajo que no enfrentó en el lapso previo. Lo exigieron Gutiérrez y el mismo Rojas.
Pero la historia venía con letra torcida, porque cuando más nublado parecía el anfitrión, vino el cambio de rumbo total en el marcador. En eso, además, tuvo que ver la decisión de Pablo Sánchez de incluir a Damián Lizio, quien se transformó en el elemento clave al ser el autor del centro que terminó en la igualdad anotada por Pablo Calandria y luego en la acción previa a a la ventaja parcial, pues fue víctima de la falta penal cometida por Marko Biskupovic y convertida también por Calandria.
Y así como "Vitamina" Sánchez acertó con mandar a la cancha al boliviano, Salas también puede adjudicarse un acierto en el plano de las sustituciones, pues a los 86' optó por mandar a David Llanos a la cancha. Y fue el ex Huachipato quien cerró el marcador apenas tres minutos después, cuando aprovechó una asistencia de Cordero.
De este modo, la liguilla sirvió para demostrar que dos escuadras de rendimiento irregular no pueden cambiar en tan pocos días. O'Higgins tuvo un campeonato de vaivenes, y la UC se convirtió en uno de los equipos más impredecibles del campeonato, característica que terminaría por costarle el adiós a la corona una fecha antes de concluir la fase regular.
Así, resulta un auténtico desafío pronosticar qué pasará en esta llave de la liguilla. Ambos tienen planteles consistentes, volantes de buen nivel de juego, delanteros peligrosos, pero zagas que dan demasiadas ventajas. Y eso, cuando se trata de instancias decisivas, es lo que finalmente marca el rumbo de una eliminatoria directa