Gracias al trabajo ininterrumpido realizado durante la noche, los equipos de rescate pudieron recuperar los cuerpos de las 43 víctimas que dejó el accidente aéreo protagonizado por un avión de pasajeros ruso Yak-42, en la región de Yaroslavl, al norte de Moscú.

Según informó el ministerio de Rusia para Situaciones de Emergencia, los equipos de buzos realizaron una treintena de inmersiones en el río Volga, donde cayó parte del fuselaje de la aeronave siniestrada.

En tanto, los médicos se esfuerzan en salvar a los dos únicos supervivientes: el jugador de hockey sobre hielo Alexandr Galímov y Alexandr Sizov, uno de los ocho tripulantes.

Por causas que se investigan, el avión del pasajeros, en que viajaban 37 integrantes del equipo de hockey sobre hielo Lokomotiv Yaroroslav, se estrelló momentos después de despegar del aeropuerto de Yaroslav. Tras la tragedia, la agencia de aviación civil rusa señaló que el avión no consiguió tomar la altura necesaria después del despegue y chocó con la antena de una radio baliza situada fuera de la pista.

La aeronave, perteneciente a la compañía Yak-Service y en servicio desde 1993, tenía como destino el aeropuerto de Minsk, la capital de Bielorrusia, y según fuentes de la aviación civil rusa citadas por la agencia Interfax, su certificación de vuelo expiraba el próximo mes de octubre.

La Fiscalía General de Rusia ordenó abrir una investigación tanto a la compañía aérea que explotaba el avión siniestrado como a los servicios aeroportuarios, a fin de establecer las responsabilidades que hubieran.

Por su parte, el Comité de Instrucción de Rusia indicó hoy que las investigaciones se centran en dos hipótesis de trabajo: un desperfecto mecánico del avión y un error de pilotaje.