Turquía dijo "Sí" hoy al histórico referendo que buscaba aprobar una reforma a la Constitución y ampliar así los poderes del Presidente de ese país, Recep Tayyip Erdogan.

Con el 99,5% de los votos escrutados, la opción del "Sí" se impuso con un 51,4%, mientras que el "No" fue apoyado por el 48,6% de los electores.

El ajustado resultado terminó por dar el vamos a la transformación del país de un sistema parlamentario a a uno presidencial, propuesto por el jefe de Estado.

El proyecto establece que el presidente será elegido por un mandato de cinco años, renovables una vez. Erdogan, de 63 años, fue elegido en agosto de 2014, después de estar 12 años en el cargo de primer ministro. No se tendrá en cuenta el mandato actual cuando se adopte el nuevo sistema. Así, el mandatario turco podría permanecer en la jefatura del Estado hasta 2029.

El país dejará atrás el sistema parlamentario establecido en 1924 y entregará gran parte del Poder Ejecutivo a las manos del presidente, quien podrá actuar a través de decretos vinculantes y sin la autorización del Parlamento.

El mandatario también podrá designar a uno o varios vicepresidentes, mientras que el cargo de primer ministro, actualmente ocupado por Binali Yildirim, desaparecerá.

Además, el jefe de Estado podrá escoger directa o indirectamente a seis miembros del Alto Consejo de Jueces y Fiscales (HSYK), responsable de nombrar y destituir al personal del sistema judicial. En tanto, el Parlamento escogerá a siete miembros. El número de diputados pasará de 550 a 600 y la edad mínima para ser diputado se reducirá de 25 a 18 años.

Por otro lado, el presidente será quien decidirá imponer o no el estado de emergencia antes de someter la moción al Parlamento.

Este podrá luego decidir acortarlo, prorrogarlo o suspenderlo.

"Turquía ha tomado una decisión histórica", declaró hoy Erdogan a los periodistas en su residencia oficial en Estambul. "Con el pueblo, hemos realizado la reforma más importante de nuestra historia", añadió el jefe de Estado, que llamó a los países extranjeros a "respetar" el resultado. "Con este voto, hemos abierto una nueva página de nuestra democracia", afirmó, por su parte, el primer ministro Bilali Yildirim.

Durante la jornada de hoy, 55,3 millones de ciudadanos estuvieron convocados para asistir a las urnas y desde muy temprano había personas esperando en los colegios electorales para emitir su voto. El gobierno desplegó en las calles 380.000 policías y gendarmes para mantener la seguridad durante las votaciones. En especial, después de las amenazas del grupo terrorista Estado Islámico, que llamó a atacar los centros de votación.

Había incertidumbre frente al resultado: los sondeos anticipaban una votación dividida entre apoyar al gobierno o a la oposición de ese país.

Los partidarios de Erdogan afirman que el proyecto de la reforma a la Constitución garantiza la estabilidad de Turquía y permite que pueda enfocarse en los temas relacionados a la seguridad y economía. Sus detractores, por otro lado, denuncian un texto redactado a medida para el actual presidente, acusado de inclinarse cada vez más al autoritarismo, especialmente después del fallido golpe de Estado del 15 de julio de 2016.

El Partido Republicano del Pueblo (CHP), la mayor agrupación de oposición del país, anunció hoy que pedirá un recuento de votos, de al menos el 37% de las mesas escrutadas. Además, acusó a la Junta Suprema Electoral de haber beneficiado al "Sí", validando papeletas que no estaban selladas.

La victoria le traerá, además, al mandatario otro beneficio: podrá volver a liderar su partido. En 2001, Erdogan fundó el islamista Partido Justicia y Desarrollo (AKP), pero tuvo que abandonar su rol tras salir electo presidente. La Constitución actual no permite que un jefe de Estado pertenezca a un partido político. Pero las reformas impulsadas por el propio Erdogan permitirán al mandatario pertenecer y liderar un partido político desde 2019.

Tras su victoria, el presidente turco mencionó también la posibilidad de organizar un nuevo referendo, esta vez sobre el restablecimiento de la pena de muerte, lo que pondría fin al proceso de adhesión de Turquía a la Unión Europea.

El resultado pareció no alcanzar el triunfo decisivo que Erdogan y su partido habían impulsado agresivamente en la campaña. Sin embargo, miles de partidarios que ondeaban banderas salieron a las calles de Ankara y Estambul para celebrar. Sin embargo, en algunos barrios afluentes de esta última, la gente salió a las calles para protestar, mientras que otros hacían sonar cacerolas en sus casas.