Parte importante de la gestión de Ernesto Silva a la cabeza de la UDI -asumió en mayo de 2014- ha estado dominada por los efectos del caso Penta. Y aunque admite que ha sido un período "difícil y complejo", asegura que la crisis no ha comprometido el recambio generacional en la conducción del partido, y que hoy -cuando han comenzado a levantarse voces críticas a su liderazgo y manejo- más que nunca está decidido a mantenerse a la cabeza de la colectividad.

¿Cuánto ha comprometido el caso Penta y sus efectos la imagen de la UDI?

La UDI es mucho más que el caso Penta o que cualquiera otro. Es un proyecto político construido para servir a Chile, para defender al mundo popular desde las ideas de la libertad, la justicia y la solidaridad. Sé que este caso, que ha sido difícil y complejo, va a pasar y el proyecto de la UDI va a seguir fortalecido hacia adelante. Sin duda que estos meses han generado un impacto en la opinión pública, pero lo que se necesita en estos momentos es ese tipo es liderazgo y conducción. Estoy seguro de que la UDI es un partido que sabe actuar ante la adversidad, lo ha demostrado en su historia y lo está demostrando una vez más ahora.

¿Y qué pasa respecto de su rol opositor? ¿Se ha desdibujado?  

Hay algo que es muy nítido: a pesar de las dificultades, la oposición no se ha inmovilizado. Ha actuado con fuerza. Llevamos siete meses como directiva y lo primero que hicimos fue construir una oposición con los pies en la calle. El testimonio de lo que se hizo en la reforma educacional y, en parte, en la reforma tributaria ha mantenido vigencia. Hemos logrado poder constatar que la izquierda tiene mayoría de votos en el Congreso, pero no tiene mayoría de adhesión en la sociedad. Y eso no ha sido fruto del azar. Ha sido fruto de un trabajo sistemático.

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