Juan Manuel Santos asumió su segundo mandato -en agosto de 2014- con el ambicioso objetivo de lograr la paz total para Colombia.
En 2016 su gobierno logró firmar un acuerdo que puso fin a más de 50 años de conflicto armado entre su país y las Farc, que dejaron de ser la guerrilla más antigua del continente para convertirse en un partido político que este año se medirá por primera vez en las urnas. Pero el mandatario aún tiene que lidiar con la única guerrilla activa de Colombia, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), para lograr su objetivo.
Y cuando faltan un poco más de cuatro meses para las elecciones presidenciales, sus chances de lograr la paz en su totalidad se ven cada vez más lejanas.
Esta semana, el proceso de paz entre el ELN y el gobierno entró en su peor crisis luego de una serie de ataques por parte del grupo armado que tuvieron lugar sólo horas después de que expirara el primer alto al fuego bilateral pactado entre ambas partes.
La guerrilla, que cuenta con unos 2.000 combatientes, realizó cuatro ataques contra la infraestructura petrolera en los departamentos de Boyacá, Casanare y Arauca, en el noreste de Colombia, que causaron la muerte de un soldado.
Así, los diálogos que se estaban llevando a cabo en Quito quedaron en suspenso total, luego que Santos pidiera el miércoles el regreso de su principal representante en las negociaciones, Gustavo Bell, el mismo día en que debía negociarse una nueva tregua.
El jefe negociador del ELN, Pablo Beltrán, admitió que el proceso había entrado en crisis, pero aseguró que "no debe alterarse el curso de las conversaciones". "Si el gobierno está interesado en que le busquemos una salida a este incidente, si hay una respuesta positiva, la delegación del ELN permanecerá allá", aseguró desde Quito.
Sin embargo, Santos acusó a la guerrilla de haberse negado a acordar una nueva tregua, lo que elevó la tensión al máximo desde que comenzó el proceso en la capital ecuatoriana, en febrero pasado, y que pone en duda el futuro de las negociaciones.
Casi un año después de que comenzaran las conversaciones entre ambas partes, es poco lo que se ha avanzado. Durante el cese al fuego, que estuvo vigente desde el 1 de octubre hasta el martes en la medianoche, no hubo enfrentamientos militares, pero ambas partes se acusaron mutuamente de incumplimiento.
El académico de la Universidad Nacional de Colombia y columnista de la revista Semana, Víctor de Currea-Lugo, explicó a La Tercera que la movida de la guerrilla es parte de un "mal cálculo político", ya que ésta "considera que la acción militar va a fortalecer" su posición en los diálogos.
Por otra parte, la falta de cohesión del ELN es una de las grandes razones por las que el diálogo se ha debilitado. La guerrilla está compuesta por una estructura federada en la que cada frente tiene su propia vocería.
De Currea-Lugo sostiene que seguramente el ataque se trató de una decisión tomada por un ala más radical del ELN, que enfrenta una fracción interna. "Todo indica que la tendencia más guerrerista y contraria al proceso de paz dentro de la guerrilla se impuso y por eso la dirección tomó la decisión de dar por finalizado el cese", dijo.
Según afirma el diario colombiano El Tiempo, otro factor que ha dificultado el proceso es que la guerrilla aún mantiene el secuestro de civiles como una de sus principales fuentes de ingreso. Hay en estos momentos, al menos cuatro personas que se encuentran secuestradas por los combatientes. La guerrilla tampoco ha detenido sus ataques, ya que según constata el periódico, violó el cese al fuego al menos 37 veces mientras estuvo vigente.
Además, el calendario político no contribuye a mejorar la situación. El gobierno de Santos está corriendo una carrera contra el tiempo ya que el 27 de mayo se llevarán a cabo las elecciones presidenciales en un país aún polarizado entre quienes apoyan o no los acuerdos de paz tanto con la ex guerrilla de las Farc, como el ELN.
"En Colombia la paz y la guerra no son propósitos nacionales ni políticas de Estado, sino son banderas electorales. Eso es peligroso porque quienes más llaman a la guerra son sectores urbanos que nunca han ido a la guerra", aseguró De Currea-Lugo.
El gobierno anunció este jueves que esperará a hablar con el secretario general de la ONU, António Guterres, que visitará Bogotá el fin de semana, antes de decidir si retoma o no el diálogo con los guerrilleros del ELN.