En momentos en que la Nueva Mayoría se enfrasca en complejos ejercicios revisionistas, particularmente sobre la obra gruesa en los años de la transición, eventos como el lanzamiento del libro Duro de matar -entrevista larga al ex senador socialista Camilo Escalona- suelen reunir a los artífices de la llamada "democracia de los acuerdos" -recordada en los últimos días a propósito del acuerdo por la reforma tributaria-, donde se analiza aquel período histórico y, a contrapelo del sector más autoflagelante del oficialismo actual, se defiende el legado de los años que siguieron al retorno a la democracia desde el plebiscito de 1988.
Es lo que imperaba en el evento realizado ayer en el Senado, sede de Santiago, en torno al texto escrito por Álvaro Peralta y Enzo Pistacchio. Parte de sus presentadores fueron ilustrativos de aquel período: José Miguel Insulza y Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Y entre el público, también destacaron otros prohombres de aquellos años. Sentado al lado de la esposa de Escalona, Jimena Tricallota, el ex ministro José Antonio Viera-Gallo y, a escasa distancia, el fundador del PPD y otrora secretario de Estado, Sergio Bitar, quien optó por tomar asiento en un discreto extremo del "Salón de los Presidentes" y hojear y subrayar la obra de marras. Esto, sin prescindir de los dirigentes DC Gutenberg Martínez y el senador Jorge Pizarro, mezclados dentro de los asistentes sin asiento disponible.
Particularmente rotunda fue la digresión que el ex Presidente Frei dedicó a uno de los emblemas del socialismo. "Quiero saludar a Camilo con gran afecto, gracias por tu amistad", fueron las primeras palabras del ex mandatario, para luego profundizar en una elogiosa semblanza a Escalona.
Algunos retazos: "Es un hombre tremendamente consecuente, que habla con la verdad y de frente". "Político responsable, actúa con sentido de Estado". "Tiene capacidad de resiliencia para enfrentar la adversidad y los momentos dolorosos", fueron algunas de sus sentencias, antes de recordar y agradecer "la rectitud y apoyo permanente" del socialista en la frustrada campaña de repostulación presidencial de Frei, en el año 2009.
Para el final de su discurso, Frei se reservó una ironía alusiva al nombre del texto. "Me costó entender el título", confesó el ex jefe de Estado. "Hay muchos que lo han querido matar y quieren seguirlo matando, pero no lo van a lograr", agregó Frei obteniendo las sonrisas y los aplausos de la asistencia.
No obstante el humor y su certeza de que la transición fue la etapa "más exitosa en la historia de nuestro país", el hasta hace poco senador DC tenía reservada algunas precauciones. "Cuidado con creerse dueños de la verdad, cuidado con los intentos hegemónicos y con los afanes refundacionales. No olvidemos que la lucha de hoy no es contra el partido aliado, la lucha de hoy es contra la desigualdad", lanzó Frei, haciéndose cargo de las preocupaciones expresadas desde la Democracia Cristiana hacia los sectores de izquierda de la Nueva Mayoría. El otra gobernante remató su alocución con un mensaje personal a Escalona: "No son importantes los cargos, sino las convicciones. Vamos a seguir trabajando, te vamos a acompañar".
Valiéndose de la biografía política de Camilo Escalona, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, complementó con una detenida reflexión a partir de una máxima que sintetizó la cosa pública hasta el Golpe Militar de 1973: "Avanzar sin transar". Para ello, quien fuera canciller del gobierno de Frei Ruiz-Tagle y que estuviera en la primera línea al momento de la detención de Augusto Pinochet en Londres, explicó el imperativo de ceder posiciones en la actividad política.
"Se siente medio raro cuando se habla de transacción, se siente una cosa medio oscura, medio turbia.
Pero es la esencia de la política. Pese a las discrepancias al interior de la sociedad, hay que resolverlas democráticamente. Por lo tanto, un cierto grado de transacción siempre hay", argumentó el diplomático. "El avanzar sin transar, una vez lo definió Jaime Gazmuri, era la antipolítica, porque en la política, por desgracia para algunos o felizmente, siempre existe algún grado de conciliación y de transacción. Eso lo hemos vivido todos estos años", añadió, profundizando en que la transición, como todo período histórico, tuvo sus propias circunstancias.
El último de los discursos fue pronunciado por el retratado en el texto a exhibir. Camilo Escalona, además de entregar luces sobre su rol en la recuperación de la democracia desde el socialismo, reveló una preocupación sintetizada en un concepto de corte informal: "Arreglín".
"La idea de que hay un arreglín en las alturas contribuye al desprecio de las nuevas generaciones hacia la política", indicó. "La democracia no es el resultado de un arreglín de las elites. La democracia se recuperó por una derrota política a la dictadura y la derecha que la sostenía", aseveró, para rematar con una férrea autodefensa de su actuación en los años de transición. "No tengo complejos, no me he apartado de los principios. Estoy orgulloso de ser socialista", aseguró.