Escondidos tras la burla de la barra
Los de Abajo anunciaron que prenderían bengalas y ridiculizaron el dispositivo de seguridad. En Azul Azul reconocen que "no saben qué hacer" frente a los vándalos. Las autoridades se lavan las manos y hacen esfuerzos por no referirse al tema.
Una película con un mal y anunciado final. Eso fue lo que ocurrió la noche del martes en el Nacional.
Por un lado, hinchas de una facción de la barra de Los de Abajo amenazando por las redes sociales que lanzarían bengalas y fuegos artificiales. Por el otro, Azul Azul haciendo un llamado a la buena conducta para evitar sanciones.
En la concesionaria que rige a Universidad de Chile había confianza en que no habría incidentes. De hecho, hace algunos días realizaron una extensa presentación sobre sus planes de prevención y contingencia ante la Conmebol, la que fue muy alabada por las autoridades del ente continental.
Sin embargo, nada de esto sirvió. Se cumplió el peor escenario, y ahora los azules aguardan por sanciones, que amenazan con ser ejemplificadoras. Por eso, la molestia es evidente. "Realizamos una gran planificación, pero con estos personajes ya no sabemos qué hacer", reconocen en la regencia azul.
Lo más complejo, es que nadie se explica cómo ingresaron estos elementos al Estadio Nacional. Para ello, es necesario contextualizar algunos hechos.
Azul Azul firmó un contrato de arriendo con el IND, por $ 10.930.000, precio que se establece cuando el aforo proyectado es mayor a 15 mil personas.
De acuerdo a lo estipulado, esta tarifa comprende seis horas, distribuidas en tres horas previas al encuentro, período en el que ingresa el personal del recinto; dos horas de desarrollo del espectáculo y una hora posterior al término del evento.
No obstante, en algún momento aparecieron un bombo y quince bengalas. Una de las tesis que se maneja es que el instrumento musical fue ingresado en la noche previa; mientras que otra índica que éste penetró antes del partido con Unión Española, el viernes pasado. Las imágenes, además, muestran que el artefacto contaba con cuerdas, lo que hace deducir que estuvo amarrado en algún sitio del estadio. Esto, pese a que Azul Azul y las autoridades realizaron una inspección el martes en la mañana.
Por otra parte, no bastó el mayor contingente de guardias dispuestos por el club. De hecho, uno de los puntos que el IND enfatizó a los regentes estudiantiles refería a que los efectivos de seguridad podían solicitar auxilio de la fuerza pública en caso de ser necesario.
Alfredo Asfura, veedor de la Conmebol, explica las razones por las que esta recomendación no se llevó a cabo: "Hubo situaciones irregulares con la presencia de un bombo, bengalas y bombas de ruido. Hubiera sido fácil haber sacado el bombo. Pero eso les habría dado el motivo (a los barristas) para enfrentarse a Carabineros. Y eso era lo que querían: provocar. Hubo que tener una reacción inteligente para no darles en el gusto".
Esta actitud desafiante se repitió ayer, cuando se hallaron diversos rayados en los portones del Centro Deportivo Azul, lugar de entrenamiento de la U.
Explicaciones
Luego de los incidentes, faltaron pronunciamientos. El jefe subrogante de Estadio Seguro, Eduardo Vergara, optó por el silencio, argumentando que la Intendencia Metropolitana asumiría la vocería. Pese a ello, la intendenta (s) Adela Bahamondes, se negó a hablar. Sólo hizo una breve referencia en un comunicado. "El club organizador debe aclarar la forma en que los hinchas ingresaron las bengalas, los petardos y el bombo a la Galería Sur, ya que es su obligación cumplir con la seguridad del evento deportivo", sostuvo.
Incluso, Carabineros, pese a la buena disposición inicial, por la tarde declinaron referirse al tema. Mientras que en la ANFP, aclararon que éste es un tema que le compete la Conmebol. Pero el reglamento de la Confederación explicita que las responsabilidad en estos casos recae sobre las asociaciones locales y los clubes.
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