Histórico

ESCRIBIR CON PALABRAS TRANSPARENTES

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AZORIN, novelista y ensayista español de la llamada Generación del 98, era un notable estilista y poseía una pluma incisiva. A sus colegas escritores, y a quienes escribían en los diarios de entonces, les llamaba a "ir derecho a las cosas, sin detener al lector en las palabras". Pero, en vano. Hoy, como antes, en todos los medios escritos encontramos textos que usan expresiones convenidas -claves de la lengua- que sólo resultan comprensibles para el lector iniciado, aquel que domina su significado. La ausencia de claridad enreda las palabras y detiene la lectura. Muchas de estas convenciones, por desinhibidas, parecen simpáticas, pero el uso excesivo confunde al lector común. También tropezamos con frecuentes expresiones sabias, a veces jactanciosas, que sólo sirven para la exhibición personal de su autor. No entregan claridad ni transparencia. El uso de claves en Deportes, Economía, Cultura y otras secciones no es, desde luego, patrimonio de La Tercera: están presentes en todos los medios escritos. Pero el afectado es siempre el lector que sólo busca estar bien informado.

Para muestra, un botón. El 25 de agosto, La Tercera publicó una información titulada "El rol clave de Sánchez en el regreso de Suazo", con la siguiente bajada: "El ariete de Barcelona fue vital para convencer al sanantonino de la solidez del proyecto de Jorge Sampaoli en la Selección. Entre los aspectos positivos, el tocopillano le comentó el manejo del vestuario del casildense y el estilo ofensivo que le da al equipo". Y un segundo botón. El título de una nota de actualidad local, publicada el 27 de agosto, decía: "PM 2,5: suben días con índices de esmog sobre la norma en Santiago". En su bajada, agregaba: "Análisis de la U. Santiago muestra que se superó el límite de 50 ug/m3 de este agente dañino durante 107 días este año". 

Si un texto carece de claridad es como si no se hubiera escrito, porque el lector no lo comprende. Claridad significa usar un lenguaje abordable, con palabras transparentes, que expresen los conceptos sin ostentación ni adornos innecesarios. El escritor estadounidense Tobías Wolff, que días atrás estuvo de paso en Chile (La Tercera, 24 de septiembre), aludió a la relación del autor con sus lectores, y dijo: "La literatura que me gusta más es la que me respeta como lector". También vale para la claridad. Es un tema de respeto con el lector.

También lo hablan los españoles...

No vamos a resolver en unas pocas líneas la antigua controversia sobre nuestra lengua: ¿Español o castellano? El lector Guillermo Urrea señala que en sus días de colegio estudió castellano y pregunta "¿por qué se utiliza en esta columna español en lugar de castellano?".

La lexicóloga Soledad Moliner asegura que no hay que ser español para hablar español. De hecho, la mayoría de quienes hablan español son americanos. En un comienzo, cuando la lengua era de Castilla, la nuestra se llamó castellano. Pero con su expansión por el resto de la península ibérica, y luego al Nuevo Mundo, recibió el nombre de español. "Lengua española tiene desde el siglo XVI absoluta justificación y se sobrepone a la lengua castellana", sostiene el filólogo y profesor de la Lengua Española, doctor Rafael Lapesa, autor de la Historia de la Lengua Española y autoridad en la materia. En el plano internacional, a nuestra lengua se la conoce como español: spanish, espagnol, spanisch y spagnolo... Sería insólito que un angloparlante nos preguntara si hablamos "castillian".

Un reciente artículo publicado el 6 de agosto en el diario El País, de España -que circula en Chile a través de Copesa-, titulado "Tres siglos con palabras", conmemoraba los 300 años de la Real Academia Española, RAE, creada en 1713. El texto siempre se refería al idioma español, al que asociaba con un sólido puente tendido entre España y las Américas, que en su mayor parte fueron españolas. Parece, entonces, razonable usar español en lugar de castellano..., aunque existen detractores muy ilustres.

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