En un mundo en el que la mayoría de las escuelas secundarias confiscan todo teléfono celular que ven en manos de los estudiantes, la Wiregrass Ranch High School, del condado de Pasco -en Florida, EEUU-, navega contra la corriente y estimula a los profesores a que permiten a los estudiantes el uso de los aparatos con fines educativos.

Los jóvenes están acostumbrados a sacar fotos para distintos proyectos, hacer cálculos matemáticos, revisar los blogs de sus profesores e incluso tomar notas.

"Eso no quiere decir que no haya chicos que se aprovechan de ese privilegio", comentó el director de la escuela Ray Bonti, que fue quien recomendó este año a los profesores el uso de los celulares. "Se fijan límites, igual que en cualquier escuela. Sólo que aquí fijamos límites distintos".

Si alguien no está contento, Bonti no se ha enterado. Padres, profesores y estudiantes se han mostrado satisfechos con los esfuerzos que hace la escuela por aprovechar la tecnología. Bonti dijo que incluso se ha autorizado a los estudiantes a usar sus computadoras portátiles en la escuela.

Indicó que la escuela tiene numerosos filtros y resguardos. "Los chicos saben que gozan de un privilegio que nadie tiene en otras escuelas y están encantados", señaló.

Por su parte Katie Everett, quien cursa el sexto año, dice que "es una buena política. Ya somos casi adultos. La gente va a enviar mensajes de texto de todos modos. Pero yo creo que está bien que permitan usar los celulares con fines educativos".

Asimismo, Eric LaGattuta, quien cursa también el último año y vino de otra escuela, dijo que en Wiregrass Ranch están "adelante del resto". "Están a tono con los tiempos. Todo el mundo está en la era digital", afirmó en una breve entrevista durante la cual revisó varias veces su teléfono para ver si tenía mensajes. "Cuando uno tiene 16 o 17 años, hay cosas que necesita saber a lo largo del día. Era muy incómodo cuando teníamos que escondernos todo el tiempo" para ver o enviar mensajes.

PROFESORES DE ACUERDO
"Ellos tienen los teléfonos de todos modos y se mueren por usarlos en clase", expresó la profesora de español Ariana Leonard, quien admite que toda su vida está guardada en su celular y lo usa para una cantidad de cosas. "Si envían mensajes cuando deben estar prestando atención, les digo que dejen de usarlo. Pero uno les puede enseñar a usarlos con fines pedagógicos".

El profesor de química Peter Skoglund dijo que casi ni se preocupa de si alguien está enviando mensajes de texto. Indicó que permite que tengan sus celulares a mano para usarlos con fines educativos y que si no lo hacen, es problema de ellos.

La mayoría de los estudiantes, aseguró, no abusa de ese derecho pues tienen tiempo de sobra durante los recesos para atender sus asuntos personales.

Gould coincidió y relató que el año pasado, antes de que entrase en vigor la nueva política, libró constantes batallas para evitar que los chicos usasen los teléfonos en clase. Con la nueva política, señaló, "los teléfonos no afectan el proceso educativo".

Agregó que las nuevas normas ofrecen muchas posibilidades. Ya no hay que esperar que el salón del laboratorio esté disponible para poner en marcha un proyecto. Y si hay estudiantes que no tienen teléfonos, trabajan en conjunto con otros que sí lo tienen.

Todo se hace de inmediato, por lo que se usa el tiempo más eficientemente, declaró Gould. "Se pone la educación en sus manos", acotó.