La actual Eslovenia se formó el 25 de junio de 1991, al independizarse de Yugoslavia, tras un conflicto armado denominado Guerra de los diez días, actualmente el país ofrece al turista una naturaleza única, comenzando por:
Los Alpes Julianos: Ubicados en el límite con Austria e Italia, en el Parque Nacional de Triglav que posee unas cascadas y saltos de agua. Además, de la montaña más alta del país, el Triglav de 2.864 metros. El parque se convirtió en 1924 en la primera zona protegida del país y constituye un lugar ideal para emprender caminatas, observar la flora y la fauna de la zona, comer queso casero, tomar leche ácida y comer el 'zgance', una masa típica de trigo.
Kranjska Gora: A sólo unos kilómetros en dirección a la frontera austriaca, se encuentra este centro vacacional que tiene una protagonista espectacular: las montañas Spik, un grupo de picos afilados que alcanzan los 2.200 metros, sus paredes ponen a prueba al más experto alpinista. Este pueblo es famoso por las hazañas de esquiadores históricos en la Copa del Mundo de esquí alpino. Sus orígenes son del siglo XIV cuando sus habitantes comenzaron la tala de bosques y se convirtieron en granjeros y pastores de ganado.
Bled: Es considera la joya turística de la región, oficialmente se trata de la única isla del país. Logró su fama en 1855 cuando el doctor suizo Arnold Rikli inauguró un balneario especializado en curas de sol y tratamientos termales. Actualmente, es la postal más típica de este pequeño estado centroeuropeo, sobresale su castillo medieval, el más antiguo que se puede encontrar en Eslovenia, y su lago de origen glaciar con aguas cristalinas. Cerca del centro del lago se levanta un islote en el que destaca el campanario de la Iglesia de Santa María de la Asunción, el que se eleva 60 metros.
Ljubljana: La capital eslovena tiene un buen ambiente, donde destacan sus terrazas y restaurantes, presidido por su castillo, que conserva todavía un espíritu medieval en los barrios de Krakovo y Trnovo. Imperdible de visitar el mercado central con su columnata neoclásica, que ofrece todo tipo de alimentos eslovenos, ropa y artesanía. El mercado se alarga por el río Ljubljanica desde el Triple Puente hasta el de los Dragones (1900), un original ejemplo de art noveau en la ciudad y se une todos los sábados, al mercado callejero de frutas y flores, donde se pueden apreciar todo un espectáculo de gentes y productos del país.