Hundida a 42 metros de profundidad,  la corbeta Esmeralda es un icono del combate naval registrado hace 130 años frente a las costas de Iquique. A pesar de los años y de los daños sufridos en su estructura, expertos creen que la nave podría ser reflotada.

El equipo, conformado por los oficiales de la Armada Jorge Kitzing y Arturo Rojas, y el buzo comercial Felipe Mongilio, realizó cinco descensos hasta la zona donde se encuentra hundida la corbeta, permaneciendo más de cuatro horas en el fondo marino, lo que le permitió recorrer íntegramente la nave.

El trabajo lo desarrollaron a petición de la Corporación del Patrimonio Cultural de Chile y en coordinación con la Armada, en el marco del proyecto de construcción de la réplica de la Esmeralda a escala natural, que se levantará en el borde costero de Iquique.

Una de las mayores complejidades que ha enfrentado la iniciativa, es que no existen detalles ni antecedentes sobre la nave original, razón por la cual se ha debido recurrir a modelistas navales, fotografías y consultas que se han realizado en Europa sobre naves semejantes que se construyeron en la época.

El capitán de navío Jorge Kitzing, quien estuvo a cargo de la expedición, dijo que realizaron una inspección completa a la nave durante los buceos que ejecutaron en el lugar. "Cumplimos todo un récord, ya que permanecimos una hora en el fondo marino y, posteriormente, debíamos hacer una descompresión que se extendía por 57 minutos. Este fue un esfuerzo que valió la pena, ya que reencontrarse con la Esmeralda emociona a cualquiera", sentenció.

Los buceos tuvieron como objetivo tomar las medidas, fotografías y filmaciones de piezas y áreas de la nave, que permitan contar con antecedentes fidedignos de la embarcación original, elementos que serán claves para la construcción de la réplica.

En cuanto al estado de conservación de la nave, Kitzing dijo que, a pesar de los años, la Esmeralda mantiene su casco completo, el cual se encuentra apoyado en el fondo arenoso. "Cuando desciendes no te encuentras con un montón de maderos abandonados en el fondo del mar, sino que con una estructura completa y que permanece en buen estado", dijo.

De acuerdo con los buzos, la proa y la popa presentan un alto nivel de deterioro. Sin embargo, es posible hallar en el interior tres cañones, varias piezas de la máquina, bombas, municiones de los cañones, tres anclas y la hélice de la nave, que se encuentra intacta, al igual que los aparejos que se utilizaban cuando se navegaba a vela. En las áreas donde recibió los espolonazos del Huáscar, presenta un desgaste en progreso.

Según Jorge Kitzing, es viable plantearse la posibilidad de reflotar la nave. "No soy técnico en la materia, pero habiendo conocido en detalle el buque y el estado en que se encuentra, creo que valdría la pena el esfuerzo de sacarla a la superficie a un dique flotante", argumentó.