Cada partido de la selección chilena de fútbol es una invitación para miles de compatriotas a encender la parrilla. No obstante, esta tradición que ya es parte de la idiosincrasia del país, ha sido duramente cuestionada en los últimos días a raíz de los altos niveles de contaminación por material particulado fino (MP 2,5) que se han registrado en la Región Metropolitana.
Según el Ministerio del Medio Ambiente, desde 2014 a la fecha se han constatado cuatro preemergencias y cuatro emergencias por MP 2,5 al día siguiente de un partido de La Roja, además de una preemergencia por material particulado grueso (MP10) detectada durante el mismo día en que se jugó el partido de Chile contra España por el Mundial de Fútbol de Brasil, el 18 de junio de 2014 a las 15.00 horas.
Estos nueve episodios críticos equivalen al 23% del total de días con mayores niveles de contaminación ambiental.
"Los dos últimos años demuestran que hay tremendos peaks de contaminación en los partidos, lo que hace que tengamos episodios críticos", dijo ayer a La Tercera el ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier.
La Roja ha jugado 19 veces en estos dos años, durante los meses en que rige la alerta sanitaria ambiental por MP 2,5 en Región Metropolitana, entre mayo y agosto. Estos corresponden a cinco encuentros amistosos, cuatro por el Mundial de Brasil de 2014, seis por la Copa América de 2015 y cuatro por la Copa América Centenario en curso.
Así, uno de cada cuatro episodios críticos, desde 2014, ha ocurrido tras un duelo de La Roja.
Sobre el impacto que tendrían los asados en el margen de error del modelo predictivo de los episodios críticos, el intendente de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, dijo que "no es infalible, menos cuando hay factores exógenos como los partidos de fútbol. Por eso le he pedido al Ministerio de Medio Ambiente que, para el partido de este miércoles y el del sábado también, se considere este factor, que ya está bastante comprobado que generan un impacto sobre lo que predice el modelo".