El atentado que la organización separatista vasca ETA cometió hace 25 años en el centro comercial Hipercor de Barcelona, que dejó 21 muertos y 45 heridos, pasaría a la historia como la peor masacre perpetrada por el grupo armado clandestino y marcó un antes y después en la lucha contra el terrorismo en España.
Antes de explotar el auto bomba colocado en el estacionamiento del recinto, el grupo había emitido tres avisos para alertar del inminente atentado. Uno de los militantes del grupo vasco llamó primero a la policía, después a un periódico y más tarde al centro comercial.
La policía rastreó el lugar en busca de una bomba pero, al no encontrar nada sospechoso, se abstuvo de ordenar la evacuación del edificio. Poco más de media hora después estalló la bomba escondida en el maletero de un auto que los terroristas habían estacionado en el estacionamiento subterráneo.
El atentado perpetrado el 19 de junio de 1987 no sólo fue el más letal en la historia de la organización separatista vasca, sino que también significó un cambio en su estrategia. Hasta esa fatídica fecha, los atentados de ETA se habían dirigido principalmente contra militares o policías. Por el contrario, las víctimas del atentado en Barcelona fueron todos civiles, entre ellos cuatro niños. Por este motivo, para el ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz, el atentado marcó el inicio de la "socialización del terror", consignó Dpa.
El estallido abrió un cráter con un diámetro de cinco metros en el suelo de la planta baja. Una enorme bola de fuego subió a través del el boquete hacia el interior del centro comercial. Las víctimas mortales más jóvenes eran un niño de nueve años y su hermana de 12 años, que junto con una tía iban a comprar un traje de baño para la niña. Otras dos niñas, de 13 y 15 años, murieron junto con su madre.
Los tres integrantes del "comando Barcelona" de ETA fueron detenidos más tarde y, junto con el entonces jefe de la organización, Santiago Arróspide, condenados cada uno a 790 años de prisión. Según la legislación española, de esa pena tienen que pasar entre rejas 30 años. El "ideólogo" de la célula terrorista, Rafael Caride Simón, quien participó en el atentado, se desvinculó del grupo hace varios años.
Uno de los supervivientes del atentado, Roberto Manrique, visitó la semana pasada a Caride en la cárcel. Manrique trabajaba en el momento del atentado en la carnicería del centro comercial y resultó herido a causa de la explosión. "Caride no llegó a pedir perdón de forma expresa, pero yo creo que está sinceramente arrepentido", informó Manrique al término de la reunión, que duró dos horas.
PUNTO DE INFLEXION
El atentado marcó un punto de inflexión en la lucha de las fuerzas de seguridad españolas contra ETA. Hasta el atentado de Hipercor, el grupo separatista gozaba de una amplia simpatía en la población vasca, porque había combatido a la dictadura del general Francisco Franco (1939-1975). Además, la policía tenía una mala reputación entre los vascos debido a que también recurría a métodos ilegales en su lucha contra los separatistas.
La indignación que causó el atentado perpetrado hace 25 años en Barcelona tuvo importantes consecuencias: los partidos democráticos se unieron en un pacto antiterrorista, mientras que los simpatizantes de ETA y el partido separatista Batasuna, ilegalizada más tarde, quedaron cada vez más aislados.
"El atentado de Hipercor fue el principio del fin", escribió el diario "El País". En octubre pasado, la organización clandestina anunció el abandono definitivo de la acción armada. Aunque la organización no se ha disuelto hasta el momento, ya lleva dos años sin atentar. Según algunos medios españoles, solo cuenta en la actualidad con poco más de una docena de miembros activos.
Durante el acto conmemorativo del 25 aniversario del atentado de Hipercor, el ministro del Interior reiteró ante las víctimas de ETA la promesa de que el gobierno de Mariano Rajoy jamás negociará con el grupo separatista y que le exige su "disolución incondicional".
"Yo como Ministro le digo a ETA que sepa que el Gobierno no ha negociado, ni negocia, ni jamás va a negociar con ETA, ni con sus presos, no tiene nada que negociar y le exige su disolución incondicional", señaló Fernández Díaz.
Además, recordó que en lo que va de año han sido detenidos once supuestos miembros de la banda terrorista, lo que demuestra, a su juicio, que el Estado "no va a parar hasta que ETA se disuelva", citó a su vez la agencia Efe.