Entre mantener, en la medida de lo posible, buenas relaciones con todo el mundo, y responder a las exigencias de sus socios de la OTAN. España, que se encuentra por estos días más preocupada por la formación de gobierno luego de 11 meses de un Ejecutivo en funciones, fue presionada por sus aliados para dar pie atrás con un permiso que había concedido y negar a una flota rusa, que va camino a Siria, la posibilidad de repostar en su puerto de Ceuta, en el norte de Africa. Y Madrid terminó cediendo.
Según la Cancillería española fue la Embajada rusa en Madrid la que retiró la petición para la escala de sus naves en Ceuta después de que se le pidieran aclaraciones sobre la posibilidad de que los tres buques "participaran en labores de apoyo a acciones bélicas sobre la ciudad siria de Alepo". De acuerdo al diario español El País es "una fórmula diplomática para evitar el encontronazo directo".
Más temprano el Ministerio español de Asuntos Exteriores comunicó que "las últimas escalas solicitadas (por Moscú) se están revisando en estos momentos en función de la información que estamos recibiendo de nuestros aliados y de las propias autoridades rusas". Ese ministerio español trató de explicar el embrollo en el que parecen haberse metido al asegurar que embarcaciones rusas hacen escalas desde hace varios años en puertos de España, aunque estas son autorizadas caso por caso, teniendo en cuenta en primer lugar "la seguridad del entorno, de la población y del puerto".
A mediados de octubre la autoridades rusas anunciaron que su portaviones "Almirante Kuznetsov" se dirigía hacia Siria, con aviones y helicópteros de combate, para reforzar su presencia militar en la zona. Así se temía que ese "refuerzo" participara en la ofensiva que se espera en el ciudad de Alepo.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, había mostrado su preocupación el martes sobre la posibilidad de la participación de esta flota en bombardeos en Siria. "Cada país debe decidir si estos barcos pueden obtener provisiones y combustible en diferentes puertos en su ruta hacia el este del Mediterráneo", indicó citado por la agencia AFP. Pero "creo que todos los aliados de la OTAN están al tanto de que este grupo de combate puede ser usado para realizar ataques aéreos contra Alepo y Siria", destacó.
Reino Unido también trató de no inmiscuirse en las decisiones de España, pero llamó la atención sobre las consecuencias de esa autorización. "El gobierno de su Majestad ha expresado previamente sus preocupaciones al gobierno español sobre su hospitalidad a la marina de guerra rusa", dijo un portavoz británico la noche del martes. Sin embargo, también indicó que corresponde a las autoridades españolas decidir a quién da acceso a sus puertos.
Según el think tank conservador estadounidense Heritage Foundation, hasta agosto de 2015 habían hecho escala en puertos españoles 57 embarcaciones rusas y denunció que las escalas hayan continuado tras la anexión de Crimea por parte de Moscú en 2014.