España y Reino Unido se enfrentan otra vez por Gibraltar: los dos países volvieron a protestar el uno ante el otro de manera oficial por nuevos incidentes en las aguas en litigio en torno a la colonia británica del sur de la Península Ibérica.

El Ministerio de Exteriores de España expresó hoy al embajador británico en Madrid, Simon Manlye, su "más enérgica protesta" y "malestar" por la actuación de Londres en un nuevo desencuentro por Gibraltar. 

Su homólogo español en Londres, Federico Trillo, fue convocado el jueves por el Foreign Office como protesta a una supuesta incursión de un buque de la Armada española en "aguas internacionales cercanas a Gibraltar". 

Reino Unido asegura que el barco español trató de cambiar el rumbo de dos embarcaciones comerciales, con banderas de Bahamas y Chipre, que salían e iban al puerto de la colonia "afirmando erróneamente que se encontraban en aguas españolas".

El gobierno británico habló de un intento de España de dañar la economía de Gibraltar. 

"La posición del Reino Unido es muy clara", dijo hoy el embajador británico al abandonar el Ministerio de Exteriores español.

España defiende que su barco estaba en aguas españolas. Y la reacción de la diplomacia británica convocando al embajador Trillo enfada al departamento de José Manuel García Margallo. 

Es un acto "muy serio que debe reservarse para situaciones de especial gravedad", se quejó el Ministerio de Exteriores español, que calificó lo sucedido de injerencia inaceptable" de Reino Unido en la "actividad rutinaria" de su Armada en "aguas españolas".

Gibraltar, un territorio de 6,5 kilómetros cuadrados en el sur de la península Ibérica cuya soberanía reclama España desde hace siglos, es un punto recurrente de fricción entre Madrid y Londres.

La última gran crisis a propósito de la colonia tuvo lugar hace un año, cuando el Peñón lanzó 70 bloques de hormigón al mar a una zona en la que faenan pescadores españoles, impidiéndoles pescar.

Aseguró querer levantar un arrecife artificial para proteger la biodiversidad.

Como respuesta, España incrementó los controles en la frontera con la colonia, dando lugar a largas colas de vehículos e irritando a las autoridades gibraltareñas y al gobierno de David Cameron. 

El gobierno español justificó esa intensificación denunciando que las autoridades gibraltareñas no actúan con contundencia contra el contrabando.