Manteniendo la obvia distancia entre ambos temas, la sensación fue casi la misma extendida el miércoles 13, cuando Jorge Bergoglio fue nombrado como el nuevo Papa: ¿quién es ese cardenal que le arrebata la elección a otros que sonaban como favoritos? En febrero de 2011, para la versión 53 de los premios Grammy, la cantante y bajista Esperanza Spalding (28) batallaba sin grandes opciones en la categoría Mejor artista nuevo -una de las más importantes- junto a fenómenos de popularidad mucho mayores, como Drake, Mumford & Sons, Florence and the Machine y el gran favorito, Justin Bieber.
Sin embargo, Spalding se quedó con la estatuilla, precipitó los titulares más predecibles ("La mujer que le quitó el gramófono a Bieber") y detonó la ira colectiva de las seguidoras del canadiense, quienes hackearon su perfil de Wikipedia para llenarla de insultos y hablar del "robo de una artista que nadie conoce".
Pero las iracundas "beliebers" no habían advertido que su nueva enemiga ya contaba con tres discos, un creciente respeto en el circuito jazz de ambición más masiva y una de las trayectorias más prodigiosas en la canción norteamericana de la última década. Se trata de la misma figura que agendó su debut en Chile para el lunes 3 de junio, en el Teatro Nescafé de las Artes, como parte de la tercera edición del festival Santiago Fusión y que en otras entregas ha presentado a ilustres como Tortoise. Desde la productora Trucko, organizadores del show cuentan que la idea nuevamente es mezclar nombres crecidos en una cuna artística más refinada con créditos chilenos.
En el caso de Spalding, la instrumentista de Portland viene con su último álbum, Radio Music Society (2012), otro declarado intento por abrir el jazz a audiencias más masivas, gracias a una fórmula clara: aparte de su vocalización elegante y el pulso virtuoso que despliega en el contrabajo, la intérprete fusiona elementos del soul, el R&B, la bossa nova y hasta brochazos de hip hop.
EL MEJOR FAN
Los resultados la han convertido en la artista de jazz contemporáneo más vendedora de los últimos dos años, aparte de un Grammy asestado en 2012, en la categoría de Mejor álbum de jazz vocal, y los elogios de Pat Metheny, Mike Stern y Alicia Keys, entre otros.
Pero si de fans se trata, la nueva esperanza del jazz para las masas tiene al mejor de todos: el Presidente Barack Obama la ha apuntado como su cantante favorita del último tiempo. Como muestra, él mismo la invitó a cantar en la ceremonia de 2009 en que recibió el premio Nobel de la Paz en Oslo, cuando tenía la opción de elegir sólo a una artista como parte del show. Ese mismo año, también, la integró al homenaje realizado a Stevie Wonder en la Casa Blanca, para luego sumarla a otros actividades que se sucedieron con los años.
"Amo escuchar a Esperanza, ella es maravillosa", ha dicho el mandatario en torno a una figura que también aborda las temáticas raciales y sociales en su cancionero. De algún modo, Obama confió en ella mucho antes que los Gra-mmy. Y con ese seguidor, está claro que no necesita demasiada defensa para enfrentar a las devotas de Bieber. Las entradas para su show salen a la venta mañana, por Ticketek y con precios que van de $ 18.000 a $ 38.000.