El veterano ex primer ministro tunecino Béji Caïd Essebsi juró hoy el cargo como nuevo jefe de Estado tras su victoria en las primeras elecciones presidenciales libres de Túnez, con las que se cierra la transición a la democracia del país que inició las llamadas "primaveras árabes".
Durante la ceremonia ante el Parlamento del país, en la que asumió el cargo de manos del presidente de transición, Moncef Marzuki, Essebsi agradeció a sus compatriotas la confianza que depositaban en él e hizo un llamamiento a la unidad nacional.
Essebsi prometió, sobre todo a sus críticos, que será el presidente de todos los tunecinos sin exclusiones. "Hemos cerrado el capítulo de la rivalidad", dijo el jefe de Estado. "No puede haber futuro para Túnez sin reconciliación nacional".
El político de 88 años y fundador del partido laico Nidaa Tounes se hizo con un 55,68 por ciento de votos en la segunda ronda de los comicios celebrados el 21 de diciembre, frente al 44,32 por ciento logrado por su rival, el saliente Moncef Marzouki.
Su partido también ganó las elecciones parlamentarias de finales de octubre, por lo que cuenta con la mayoría de escaños en la cámara. Ello hace que sus opositores teman una excesiva acumulación de poder e incluso algunos ven en él a un representante del antiguo régimen.
Y es que Essebsi ya formó parte del gabinete del fundador del Estado Habib Burguiba y también de su sucesor Zine El Abidine Ben Ali. Tras la Revolución de los Jazmines, en la que éste fue derrocado, fue primer ministro entre febrero y marzo de 2011.
La ceremonia, en la que además prometió respeto a los derechos humanos, la restauración de la estabilidad y la reactivación de la economía, pone fin a cuatro años de transición desde el derrocamiento de Ben Ali, en los que el país ha aprobado una nueva Constitución y ha elegido parlamento y presidente.
Túnez es por ello considerada la única historia de éxito de las primaveras árabes que inspiraron levantamientos similares en Egipto, Libia, Yemen y Siria.