Dime cómo vives y te diré cuándo morirás. El estilo de vida de una persona determina en buena medida la cantidad de años que alcanzará a cumplir. Varios lugares del mundo son una prueba fehaciente de los beneficios de estos comportamientos. Se les conocen como las "zonas azules".
Se trata de lugares delimitados geográficamente en los que una determinada comunidad vive más años que el promedio o bien concentra una población importante de personas que vive más de cien años.
Hasta hoy se conocen cinco regiones del planeta que califican bajo esta definición: las islas de Okinawa (Japón), Cerdeña (Italia), Loma Linda (California, EE.UU.), la isla Ikaria (Grecia) y Nicoya (Costa Rica).
Todos estos lugares tienen elementos comunes: dieta, actividad física, horas de sueño, aire limpio, ausencia de estrés y un propósito de vida.
Nibaldo Inestrosa, neurobiólogo, director del Centro de Envejecimiento y Regeneración (Care Chile UC) y premio nacional de Ciencias Naturales (1999), es uno de los científicos en el mundo que ha fijado su atención en estos lugares. Inestrosa dice que el proceso de envejecimiento implica varios cambios fisiológicos complejos que todavía no son del todo conocidos, por lo que estudiar estas poblaciones permitiría encontrar alguna explicación.
Pescados y verduras
Okinawa es el lugar con mayor proporción de centenarios del mundo, con 200 personas por cada millón de habitantes, casi cinco veces más que el resto de la población japonesa, que ya tiene una expectativa de vida superior al promedio mundial (83,8 años). "En Okinawa la existencia es tranquila, consumen frutas y verduras, algunos granos y mucho pescado que comen en pequeñas cantidades. Nunca comen hasta quedar satisfechos sino que hasta completar el 80% de su capacidad. Van mezclando la comida, no 'atacan' la comida", dice el investigador, que expuso sobre las características de estas poblaciones durante el Foro Icare "Vivir hasta los 100 años" hace algunas semanas.
En Loma Linda (California), sus habitantes viven en promedio 10 años más que el resto de los estadounidenses. Comen muchas verduras, tienen buenas relaciones familiares y son estrictos con dedicar un día completo al descanso.
La península de Nicoya tiene menos mortalidad que en otras regiones de Costa Rica. En este lugar, la mortalidad de los mayores de 90 años es 10% más baja que en el resto del país y si solo se analizan las muertes por cáncer, estas son 23% menos. Otra vez, la dieta basada en frutas, vegetales y granos enteros predomina.
Ubicada en el mar Egeo, Ikaria posee bajos índices de demencia y de mortalidad. Consumen una dieta mediterránea enriquecida con legumbres y papas. También practican siestas regulares.
Si bien Cerdeña comparte una dieta mediterránea y una vida sin estrés, tiene una diferencia. "En todos estos pueblos hay poco de genética y mucho de ambiente. Pero Cerdeña es la excepción. Aquí hay más hombres que mujeres centenarios. Ellos tienen una marca genética en el cromosoma Y de los que sobrevivieron la última glaciación, en muy malas condiciones, lo que no ocurre en ninguna otra zona azul", explica Inestrosa.
"En general, todas estas poblaciones reducen el estrés al máximo. Llevan vidas tranquilas, se guían por la luz del día, no trabajan de noche, duermen más horas, tienen una vida social abundante, buenas relaciones con familiares y vecinos. Sus vidas tienen sentido, se levantan con un propósito, motivados. La depresión no es algo relevante en estas comunidades. Caminan mucho, hacen vida al aire libre, tampoco son fumadores", recalca el director del Care.
Por el tipo de dieta y la cantidad de actividad física que realizan casi no tienen enfermedades cardiovasculares, tampoco alzhéimer, parkinson y menos hipertensión. La prevalencia de diabetes es también muy baja, porque los alimentos procesados o altos en carbohidratos no forman parte de su dieta.
Inestrosa resalta la importancia de la vida social. "Estos grupos tienen una vida social muy abundante. Nosotros hoy casi no tenemos vecinos, tampoco familias numerosas. Ellos no corren para poder llegar a la hora, comen a sus horas, tienen una vida más pausada, sin tantas exigencias como la que tenemos actualmente", señala el investigador.
Se han examinado los cerebros de algunas personas centenarias después de fallecidas y se ha visto que poseen un cerebro normal, sin ovillos neurofibrilares ni placas de proteína amiloide que son acumulaciones de proteínas defectuosas y conocidas por ser las precursoras de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.
¿Qué pasa en Chile?
Según la encuesta Casen 2015, el 0,1% de la población chilena tiene más de cien años, esto es, 3.305 personas. Otras 18.386 personas tienen entre 95 y 99 años (0,6% de la población).
Ellos pueden ser la excepción generada por una mezcla de herencia genética y ambiente, pero todavía se está lejos de conformar una zona azul en el país. "Hay personas que viven en el campo o de comunidades indígenas que pueden tener características que les permitan vivir más de cien años. Mapuches, aimaras -en el norte- prácticamente no tienen alzhéimer, por ejemplo, y viven muchos años, y eso es típico de una sociedad que vive de los frutos de la tierra, quesos bajos en grasas, que comen poca carne roja. Ellos comen poco y también en pequeñas cantidades", destaca Inestrosa.
La población indígena chilena fue afectada por enfermedades traídas por los europeos, como la tuberculosis, y ahora por el estilo de vida occidental, pero antes de eso tenían una expectativa de vida alta para la época.