Tal parece que la guerra fría aún no acaba y su nuevo escenario es el fútbol. Es que los norteamericanos quieren un cambio de sede como castigo al presidente de Rusia, Vladimir Putín, "por las continuas violaciones de la integridad territorial de Ucrania".

En una carta enviada por senadores estadounidenses al actual presidente de la FIFA, Joseph Blatter, exigeron el cambio de sede. "Con el objetivo de poner fin a la crisis en Ucrania y garantizar una exitosa Copa Mundial 2018, alentamos a la FIFA a negar al régimen de (Vladimir) Putin el privilegio de albergar el Mundial de 2018 y a hacer preparativos para un país anfitrión alternativo", señalaron los senadores en la misiva.

Además, los políticos consideraron que permitir a Rusia organizar el Mundial "refuerza de forma inadecuada el prestigio del régimen de Putin en un momento en que debería ser condenado y le ofrece un alivio económico en un momento en que el buena parte de la comunidad internacional está imponiendo sanciones económicas" contra Moscú por "el desmembramiento de Ucrania".