A mediados de noviembre Estados Unidos hizo un anuncio histórico. La Administración de Información de Energía (EIA) informó que desde enero de 2009 la producción nacional de petróleo pasó de 5,1 millones de barriles por día a los más de 7,7 millones registrados en octubre, lo que significa un incremento de más del 50% en casi cinco años y sobrepasa sus importaciones promedio de 7,6 millones de barriles diarios en ese mismo mes. "Estados Unidos se encuentra en posición de controlar su futuro energético, dijo en esa oportunidad el Presidente norteamericano, Barack Obama.

De hecho, hace cinco años, el país producía por debajo de 20 millones de barriles diarios de petróleo y gas natural y ahora se acerca a los 25 millones de barriles. Así, según los cálculos de la agencia, es posible que Estados Unidos se convierta ya en 2015 -un año antes de lo que se preveía - en el mayor productor de petróleo y gas natural del mundo, delante de Rusia y Arabia Saudita. Según la entidad, la producción de petróleo se incrementará en los próximos años y las importaciones seguirán cayendo. En este sentido, la producción pasará a 8,5 millones de barriles diarios en 2014. Por su parte, las importaciones netas pasarán a ser el 28% del consumo total del país el próximo año, en comparación con 2005 cuando, por ejemplo, superaron el 60%.

En la misma línea, otra organización, la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) publicó durante esos días su propio informe, en el que asegura que Estados Unidos está en camino a suplir todas sus necesidades energéticas con recursos domésticos a más tardar en 2035.

Las razones de este repunte se encuentran por la cantidad de hidrocarburos que se están explotando en Texas y Dakota del Norte. Además se encuentra la exploración de esquisto. Si bien existen varios países que están tratando de encontrar un modelo viable para explotar este gas natural atrapado en las formaciones rocosas, es Estados Unidos el que lleva la delantera y en la actualidad representa más del 40% de su producción total de gas natural y el 15% en Canadá.

Según la cadena BBC Mundo, este cambio en Estados Unidos significa un paso importante en el objetivo expreso del gobierno de asegurar su independencia energética, lo que tiene fines tanto económicos como de seguridad. Para otros países del mundo, en cambio, significa que Estados Unidos, hasta hace poco el principal importador global neto, está haciendo lo posible para reducir lo que compra en otros países y temen la inestabilidad que puede venir con ello.

En conversación con la cadena, Ken Medlock, director del Centro de Estudios de Energía en la Universidad Rice, en Houston, sostuvo que si el país sigue reduciendo sus importaciones, los primeros afectados serían los países de Africa o de Medio Oriente, ya que dejaría de hacer negocios con ellos. Pero "la siguiente pieza que caería en el dominó" sí sería América Latina, aunque eso no quiere decir que sea algo negativo para la región, pues la demanda está en crecimiento en lugares como China. De hecho, el informe internacional de la IEA explica claramente que el centro de gravedad de la demanda energética está pasando a las economías emergentes y a China en particular. El país asiático, según la entidad, "está por convertirse en el mayor importador de petróleo".

En este sentido, Dennis Ross, ex negociador norteamericano para Medio Oriente, señaló que la autosuficiencia energética puede trastocar el equilibrio de fuerzas en la región. El experto, citado por el diario El País, señala que el temor diplomático es que se produzca un repliegue de Estados Unidos como poder en la zona, porque ya no depende del petróleo del golfo Pérsico.

Sin embargo, no todos comparten la misma preocupación. En conversación con La Tercera, el ex corresponsal para Medio Oriente del diario The New York Times, Patrick Tyler, explicó que el mundo es interdependiente cuando se trata de energía, así es que "China, Japón, Europa y las Américas continuarán dependiendo de la concentración de recursos de hidrocarburos que están principalmente en Medio Oriente".

"Esta interdependencia energética pone a muchas naciones en el mismo barco y, por lo tanto, se necesitan reformas globales profundas y la mayoría de los países mira a Washington para que lidere la agenda de discusión y debate", añadió.