Estados Unidos y México llegaron el martes a un nuevo acuerdo para compartir agua del río Colorado, concretando un esfuerzo de cinco años para crear un frente unido contra futuras sequías.
Representantes de los dos países firmaron el pacto el martes en Coronado, cerca de San Diego.
El acuerdo de gran repercusión permite a México almacenar agua al norte de la frontera en el lago Mead, que se extiende entre Nevada y Arizona.
México aceptó entregar parte de su porción del río durante tiempos de escasez, con lo cual se une a estados del occidente de Estados Unidos que ya han acordado la cantidad de agua que entregarán en años en los que baje el nivel del caudal.
Agencias de manejo del agua en California, Arizona y Nevada también comprarán agua de México, país que utilizará parte del dinero para modernizar su infraestructura.
El secretario estadounidense del Interior Ken Salazar calificó el compromiso como el acuerdo internacional más importante sobre el río Colorado desde un tratado de 1944.
"Hemos escogido cooperación y consenso sobre discordia", señaló.
El acuerdo, que cual ocurre en los últimos días del gobierno del presidente mexicano Felipe Calderón, es una enmienda importante al tratado de 1944 considerado sagrado por muchos al sur de la frontera estadounidense.
El tratado garantiza a México 1.233,49 metros cúbicos (43.500 pies cúbicos) anuales de agua del río "suficientes para suministrar a tres millones de casas— siendo parte vital para Tijuana y otras ciudades del noroeste de México.
México cederá parte de su porción cuando baje el nivel de agua en el embalse Lake Mead a 327 metros (1.075 pies) y obtendrá parte del exceso cuando suba el nivel a 348 metros (1.145 pies), según un extracto del acuerdo preparado por el Distrito Metropolitano del Agua del Sur de California, el cual comprará parte del agua de México.
El acuerdo expira en cinco años y está siendo anunciado como un experimento que, potencialmente, podría ser más apetitoso para México.
En 2007, cuando enfrentaron una sequía de ocho años, California, Arizona y Nevada alcanzaron un acuerdo sobre cuánto debía sacrificar cada estado durante desabasto en el río de 2.333 kilómetros (1.450 millas) que fluye de las Montañas Rocallosas a México. Ese mismo año, Estados Unidos y México prometieron trabajar para buscar la manera de enfrentar unidos la escasez.