Los principales diplomáticos de Estados Unidos y Rusia no consiguieron el viernes zanjar sus diferencias sobre Siria en la ví­spera de una conferencia multinacional diseñada para suscribir un plan que facilite la salida del poder del presidente sirio Bashar Assad.

"Mañana podrí­amos llegar ahí­ o quizás no", dijo un prominente funcionario del Departamento de Estado, en declaraciones a la prensa, mientras la secretaria norteamericana de Estado, Hillary Clinton, salí­a de Rusia con destino a Ginebra, donde se realizará el sábado la conferencia.

Clinton y el canciller ruso Sergey Lavrov se reunieron durante una hora en San Petersburgo y cenaron antes de que la funcionaria estadounidense abandonara Rusia. El funcionario dijo que ambos interlocutores abordaron todos los aspectos en los que encuentran discrepancias y dificultades.

Pero las diferencias persistieron, señaló el funcionario, quien solicitó permanecer anónimo para hablar de negociaciones delicadas.

El encuentro en San Petersburgo se realizó antes de la conferencia de ese sábado, que busca poner fin a 16 meses de violencia en Siria. Habí­a esperanzas de que los participantes pudieran superar sus diferencias sobre el plan de transición que apoya el enviado de Naciones Unidas, Kofi Annan.

El plan contempla la formación de un gobierno de unidad nacional que supervisarí­a el proceso para promulgar una nueva constitución y convocarí­a a elecciones.

Los funcionarios estadounidenses insisten en que el plan no debe permitir que Assad permanezca en el poder por encima del gobierno de transición, pero Rusia señala que los gobiernos extranjeros no pueden dictar la solución definitiva sobre la forma en que debe conformarse el gobierno interino.

Annan expuso sus expectativas para la conferencia del fin de semana en un artí­culo de opinión en el diario The Washington Post. El futuro gobierno en Siria, dijo, "debe incluir un gobierno de unidad nacional que pueda ejercer plenos poderes ejecutivos. Este gobierno podrí­a incluir a los miembros del actual gobierno, de la oposición o de otros grupos, pero aquellos que mantengan presencia y participación socavarí­an la credibilidad de la transición y pondrí­an en riesgo la estabilidad y la reconciliación quedarí­a excluida".

La propuesta no prohibe explí­citamente la permanencia de Assad, pero Estados Unidos y otras potencias occidentales que participarán en la conferencia dijeron que está implí­cito.

Assad también dijo que cualquier futuro gobierno en Siria deberá sostener elecciones libres y justas para que se forme un partido multipartidista.

Rusia es el más importante aliado de Siria, protector y proveedor de armas. Las esperanzas diplomáticas han dependido de la persuasión de Rusia para que acceda al plan que pondrí­a fin a la dinastí­a de la familia Assad, que ha gobernado Siria durante más de cuatro décadas.