Estafadores y subversivos: dos comedias negras llegan a la cartelera

Los vecinos de la Villa Isabel Riquelme de Maipú fueron los que denunciaron. Para la Navidad del 2005 un centenar de autos llegó con regalos a un departamento del lugar. Llevaban desde la clásica muñeca hasta un ventilador. Así descubrieron a una vendedora de completos de 54 años que había enviado entre 70 -según ella- y 500 - según algunos medios- cartas a la campaña navideña de Correos de Chile.

Ocho años después el caso llega al teatro en La mujer que estafó al Viejito Pascuero. El viernes 22 de noviembre debutará en el GAM esta obra escrita por una joven dramaturga con experiencia en comedias y adaptaciones de curiosos hechos reales. Carla Zúñiga (27) ya llevó al teatro la historia de un hombre que vivía en un letrero publicitario en El hombre del cartel y la de "Wena Naty" en Sentimientos (seleccionada para Stgo. a mil 2014). "Me pareció interesante que esa señora se atreviera a hacer algo así, tan inmoral, tan mal visto y que en el fondo no estuviera arrepentida, porque lo había pasado bacán con los regalos que ganó", explica la dramaturga.

Carmina Riego (El taller) interpreta a la estafadora que en la obra vive junto a dos sobrinos y un hermano con síndrome de Tourette. "Todos en esa casa son huérfanos. Todos han sido abandonados y todos tienen aspiraciones patéticas", dice Zúñiga. Dirigido por Daniela Aguayo (Niñas araña), el montaje sigue a esta familia desde que reciben el primer regalo hasta que descubren su engaño.

Pero antes de que Zúñiga debute en el GAM, llegará con La rebelión de los idiotas al Teatro del Puente, donde ya han montado obras suyas como El deseo y El hombre del cartel. Y si los temas de género son una de las características distintivas de los 10 estrenos que Zúñiga ha tenido en los últimos dos años, La rebelión de los idiotas difiere de ellos, porque todos sus personajes son hombres. Dirigida por Fernanda Campos (1994: Historia de la plaga), la obra que se estrena hoy muestra a un grupo de empleados de supermercado que decide rebelarse luego que el contador del lugar (Gopal Ibarra) empieza a sufrir crisis de pánico que les hacen darse cuenta de la malas condiciones de la empresa.

"Los resultados de su rebelión son ridículos, porque no tienen armas ni conocimientos de política. Tratan de hacer una anarquía total muy poco estratégica. Quieren que se corte la luz y que todos puedan robar, meter animales y poner bombas. Pero todo sale mal, porque al día siguiente construyen el supermercado de nuevo", cuenta Zúñiga.

Y mientras los empleados se levantan, la naturaleza se asoma. El piso florece y aparecen ramas por las paredes. "Queríamos hacer un cruce entre la cultura y la naturaleza, para mostrar lo antinatural del sistema laboral, de la explotación, las muchas horas de trabajo, los maltratos y las humillaciones", dice.