De los 23 jugadores de la Selección que están en Brasil, cinco tienen un pasado en común en las aulas universitarias. Se trata de los arqueros Claudio Bravo y Johnny Herrera, el volante Jorge Valdivia y los punteros José Pedro Fuenzalida y Jean Beausejour. Por compromisos del fútbol, ninguno pudo completar sus estudios superiores, pero se abren a la posibilidad de retomarlos más adelante.
El portero de Universidad de Chile fue el que más lejos llegó. Cursó la carrera de Pedagogía en Educación Física en la Universidad de Las Américas y sólo le quedaron algunas asignaturas pendientes. "Johnny llegó hasta el cuarto año de la carrera, y le quedaron muy pocos ramos para egresar. Se caracterizaba por ser un alumno muy involucrado con sus estudios, de muy buenas notas en las diferentes materias", afirma Alan González, director del Instituto del Deporte de la UDLA, quien además fue profesor del meta en la cátedra de Formación y Desarrollo Motor.
El profesor agrega que "nuestra universidad siempre se ha caracterizado por darles facilidades a los deportistas para que estudien. Por ejemplo, Johnny estuvo en las sedes de Providencia; Viña del Mar, cuando estuvo en Everton; y continuó en la sede La Florida, cuando jugó en Audax".
González, además, recuerda una anécdota con Herrera: "Una vez llegó vestido de huaso, con espuelas, porque tenía que rendir una prueba de folklore".
El mismo docente también fue profesor de Claudio Bravo. El capitán de la Roja estudió durante un año la carrera de Técnico en Actividad Física, junto con Fernando Meneses, Luis Mena y Miguel Riffo, compañeros en Colo Colo. "Ellos estudiaban en el régimen diurno y Claudio era muy buen alumno. Era líder y muy responsable, mismas características que hoy irradia en la Selección".
Como en esa época estaba empezando a hacerse conocido, sufrió un poco el asedio de los otros alumnos, quienes querían fotografiarse o pedirle autógrafos. "En las clases prácticas se lucía con sus compañeros, porque era como un entrenamiento real. Llegaba mucha gente a verlos e, incluso, cuando había pruebas en la sala muchos les hacían guardia afuera. Entonces, teníamos que cerrar las ventanas para que pudieran concentrarse", explica el profesor González.
Otro que estuvo en la UDLA fue Jean Beausejour. El puntero se matriculó en Kinesiología. Sin embargo, permaneció muy poco tiempo en esa casa de estudios, debido a sus compromisos con el fútbol. "Estuvo en el segundo semestre de 2005, pero tuvo muy poco contacto con los profesores", afirma Humberto Eyzaguirre, director de la carrera.
En tanto, las comunicaciones sedujeron a Jorge Valdivia, quien se matriculó en Periodismo, también en la UDLA, donde se destacó por sus buenas notas en los ocho meses en que estuvo.
"En 2005 fuimos compañeros en el vespertino. Fue una sorpresa, porque ya era reconocido. Le preguntamos si le gustaba la carrera y nos confesó que sí. De hecho, leía todos los días el diario y se destacaba en las clases de actualidad, donde sacaba notas sobre 6", relata Cristian Orchard, periodista del Canal del Fútbol.
El reportero destaca que "siempre iba a clases y cuando no, se conseguía las materias. Recuerdo que hicimos un trabajo sobre los estudios de la droga en Chile y nos sacamos un 6,5. Él era muy buena onda y siempre fue muy atento con todos. Fue una motivación tenerlo como compañero".
EL MATEO
El caso de José Pedro Fuenzalida es especial. Chapita egresó con un 6,5 del colegio y ponderó 770 puntos en la PSU (827 en matemáticas). Se matriculó en Ingeniería Comercial en la Universidad de Los Andes, pero al poco tiempo se retiró, porque quería seguir en el fútbol. Años después volvería a retirarse para tomar la misma carrera en la Universidad Católica. Sin embargo, nuevamente el fútbol tocó su puerta y terminó firmando en Colo Colo.
"Le salía todo muy fácil, le bastaba con ir a clases para entender todo. Luego, sintió que debía parar para saber qué quería y se dio cuenta de que necesitaba jugar", sostiene el futbolista Diego Rosende (Palestino), amigo del puntero y ex compañero en la UC.