Un vuelco total. Eso ocurría anoche en Perú, en medio de un ambiente de altísima incertidumbre y tensión electoral. Aunque ni el mismo Pedro Pablo Kuczynski (PPK) quiso otorgarse el triunfo en la segunda vuelta, los boca de urna, conteos rápidos y primeros cómputos oficiales le daban una leve ventaja, pero posiblemente suficiente para derrotar a Keiko Fujimori, quien hasta la semana pasada era la gran favorita. Sin embargo, el fujimorismo llamó a mantenerse alerta debido al voto en el extranjero y rural que según ellos cambiará todo.
En Perú se suele decir que nada está dicho hasta el mismo día de las elecciones y eso fue lo que ocurrió ayer en la segunda vuelta. De manera inesperada, PPK lograba dar vuelta la tendencia favorable a la hija del ex Presidente Alberto Fujimori. Según el conteo rápido de la encuestadora GFK con actas oficiales y que sí incluye voto en el extranjero y rural, Kuczynski -economista de 77 años- lograba un 50,8%, mientras Keiko obtenía un 49,2%, es decir, una diferencia de 1,6 puntos, lo que se traduce en unos 200 mil votos.
También el conteo rápido de Ipsos, el de mayor credibilidad en Perú y cuya tendencia suele ratificarse con los resultados oficiales, daba a PPK un 50,5% de los votos y a su rival un 49,5%. A su vez, con el 51,7% de las mesas escrutadas, la Oficina Nacional de Elecciones (Onpe) le daba a Kuczynski un 50,5% y a Keiko un 49,4%. De cualquier manera, Perú quedó partido en dos.
Tanto el director de Ipsos como de GFK dijeron que el "más probable" Presidente será PPK y que es muy difícil que cambie la tendencia aunque no del todo imposible. A juicio del encuestador Luis Benavente, ahora la pelea será mesa a mesa, con impugnaciones y luchas de delegados de ambos partidos. Pero los partidarios de PPK temen un "fraude".
Al conocer la tendencia favorable a PPK, los llamados "ppkausas" comenzaron a festejar, especialmente en los barrios más pudientes de Lima: San Isidro y Miraflores. PPK se asomó por el balcón de la "PPKasa" para saludar a sus adherentes, a quienes les dijo: "Tomamos el veredicto con optimismo pero con modestia. Queremos un gobierno de consenso. Esperaremos los resultados oficiales pero saldremos victoriosos. Tenemos que ser vigilantes para que no nos roben los votos".
También Keiko saludó a sus partidarios y dio un breve discurso. Con la cara llena de risa dijo: "Las cifras nos muestran que hay un empate técnico. Vamos a esperar con prudencia, porque toda la noche llegarán las (actas) de las regiones, del extranjero y el voto rural del Perú profundo".
De mantenerse la tendencia, se repetiría el mismo escenario de las elecciones de 2011. Esa vez, Keiko lideró las encuestas hasta la última semana, pero al final terminó siendo derrotada por Ollanta Humala por una diferencia igual de estrecha: 51,4% contra 48,5%. Para Keiko sería una durísima derrota.
¿Cómo cambió la tendencia? Hay coincidencia que PPK tuvo una semana prácticamente perfecta. El domingo anterior a la segunda vuelta, se mostró a la ofensiva y atacó a Keiko en sus flancos débiles. Por ejemplo, le dijo a Keiko que cuando fue congresista faltó 500 días al Congreso. Es decir, fue visto finalmente como un candidato con hambre de ganar, tal como hasta ese minuto era percibida la hija de Fujimori.
Pero el lunes ocurrió otro hito importante: Verónika Mendoza, la ex candidata de la izquierda que quedó en tercer lugar en abril con un 18%, le dio su apoyo explícito a PPK para evitar el regreso del fujimorismo. Y el miércoles y el jueves PPK cerró su campaña en Lima y Arequipa, respectivamente, donde advirtió sobre un eventual "Narco-Estado" si Keiko llegaba al poder. Al mismo tiempo, el fujimorismo se vio duramente golpeado por denuncias sobre supuestos delitos de corrupción, narcotráfico y malas prácticas en parte del equipo de la candidata de Fuerza Popular.
De todos modos, el apoyo de Mendoza fue clave. Esto, porque le permitió a PPK arrasar en el sur andino, el territorio de la izquierda que representa al 23% del electorado. De acuerdo con el conteo rápido de GFK, ahí Kuczynski lograba el 61,3% contra un 38,7% de su rival. Pero también el respaldo de César Acuña, que fue eliminado como candidato en la primera vuelta, habría tenido un rol en el norte (27% del electorado), donde si bien Keiko ganaba con 56,9%, el ex ministro de Economía lograba un importante 43,1%. Incluso ganó en bastiones tradicionalmente fujimoristas.
Otra clave que explicaba la tendencia favorable a PPK era lo ocurrido en Lima, que representa a un tercio del electorado. Los analistas sostenían que las denuncias por supuesto narcotráfico en el fujimorismo golpearon especialmente a los electores limeños.
Antifujimorismo
Pero más allá de las divisiones geográficas, lo que pesó anoche fue finalmente el antifujimorismo, tal como ocurrió en 2011. A pesar de que Keiko reconoció los "errores" y "delitos" de su padre y pese a que recorrió prácticamente todo Perú con promesas de corte populista y a que en su momento incluso separó a la vieja guardia del fujimorismo, los "anti" fueron más y resultaron fundamentales. En Perú aún está presente el fantasma de la década del gobierno de Fujimori (1990-2000), con sendos casos de corrupción y casos de violaciones a los derechos humanos por los que fue condenado el ex Presidente. Así, muchos peruanos optaron por votar por PPK ante el temor del regreso a un estilo autoritario.
Precisamente la estrategia de Kuczynski fue plantear la elección como un enfrentamiento entre "democracia y dictadura". En cualquier caso, el fujimorismo tendrá mayoría absoluta en el Congreso, con 73 de los 130 parlamentarios, mientras que el Frente Amplio de Mendoza será la segunda fuerza (20) y Peruanos por el Kambio la tercera, con 18 congresistas. Todo un desafío para la gobernabilidad en Perú.