El sello discográfico Deutsche Grammophon, el más grande del mundo, dedica casi la mitad de sus 25 lanzamientos del mes de julio a compositores barrocos. Decca, el sello de toda la vida de Luciano Pavarotti, lucha contra la crisis discográfica a través de su división de DVD y apuesta este mes a un nuevo registro de la ópera L'incoronazione di Poppea, del barroco Claudio Monteverdi. La Scala de Milán, el teatro de ópera más importante de Italia, destaca en su nueva temporada su reciente producción de Orfeo, también de Monteverdi.
Estos tres ejemplos dan cuenta de la importancia de la ópera barroca en el circuito clásico. Los sellos discográficos y grandes compañías prefieren este repertorio debido a su relativo bajo costo (orquestas más pequeñas) y sus historias frescas y muchas veces cómicas. En Chile, una de las grandes defensoras del barroco lírico es la compositora y pedagoga Sylvia Soublette (1923), que justamente hoy estrena en Chile El triunfo del honor, del italiano Alessandro Scarlatti.
La ópera de 1718 (que toma el clásico mito del Don Juan español recreado en su momento por Tirso de Molina) se presenta en el Teatro Oriente, a las 19.30 horas. "Esta es una ópera bufa, muy divertida, que dura una hora y 20 minutros aproximadamente. Está llena de amoríos, enredos y equivocaciones" afirma Soublette sobre la pieza que, además, se repite el 13 de agosto, en la Casona de la Universidad Andrés Bello.
La puesta en escena de El triunfo del honor está a cargo de la actriz Carmen Barros ("que es una gran conocedora de la ópera y tiene mucha experiencia al respecto", precisa Sylvia Soublette), mientras que la escenografía es de Cristián Zurita, un artista joven, con recientes estudios en Italia. "Otra de las novedades de la obra es que la orquesta tocará al estilo barroco, es decir, sin director de orquesta en el podio. Sólo será el primer violín el que guíe a los músicos", indica la musicóloga, cuyo trabajo de dirección, por lo tanto, es en los ensayos y preparativos.
La obra de Scarlatti es, según Soublette, una oportunidad para que los cantantes jóvenes que aún no entran al repertorio de la gran ópera italiana del Teatro Muncipal puedan trabajar en otro repertorio. "Hace tres años produje la ópera L'incoroniazone di Poppea, de Monteverdi, y quedé agotada. Es un trabajo duro, cuesta mucho que alguien pase plata para estas cosas. El Fondart nos apoyó en un monento con una composición de Piazzolla, pero es difícil", explica la creadora del Conjunto de Música Antigua de la UC y responsable en Chile de la producción de las óperas barrocas Dido y Eneas, de Henry Purcell y Dafne, de Antonio Caldara.
Infatigable defensora de este estilo ("donde se ha descubierto mucho en los últimos años en el mundo"), Sylvia Soublette sueña con llevar algún día al escenario local el Orfeo, de Monteverdi, otra obra capital, algo así como el Sgt. Pepper de la ópera barroca.