Durante enero de este año, más de 500 mil hectáreas de bosques, plantaciones y suelos agrícolas, de las regiones centro-sur del país, fueron devastadas por una ola de incendios forestales sin precedentes en la historia de Chile. Estos no solo dejaron enormes pérdidas económicas, que el sector silvoagropecuario cifró en cerca de US$ 400 millones, sino que, además, se llevó la vida de una docenas de personas y dejó a cientos de familias sin hogar.
Estas mismas comunas golpeadas por la emergencia durante el verano recién pasado, hoy podrían verse amenazadas por otra tragedia. Un estudio realizado por investigadores del Instituto de Geografía de la Universidad Católica determinó las zonas pobladas que, frente a un episodio de lluvias intensas, corren riesgo de aluviones o de remoción de material, desde laderas deforestadas por los incendios forestales.
Estas áreas de riesgo se encuentran aguas abajo y muy cercanas a pendientes o quebradas intermitentes, puntos por donde pueden deslizarse eventuales toneladas de tierra mezclada con cenizas y restos de vegetación.
"Estas zonas pobladas están ubicadas abajo de las áreas incendiadas, muy cerca de laderas o quebradas pequeñas, que cuentan con características que pueden facilitar que ante la falta de vegetación el agua escurra por la pendiente hacia los poblados, arrastrando toneladas de material", explicó el jefe de la investigación, Francisco de la Barrera.
Estas zonas corresponden a sectores de comunas como Constitución, Empedrado y Cauquenes, en la Región del Maule; San Vicente de Tagua Tagua, en O'Higgins, y algunas zonas de Concepción, Penco y Hualqui, en el Biobío.
Según el estudio, la población total que vive en las zonas con riesgo de aluviones en todo el país sobrepasa las 483 mil personas (ver infografía). "Los poblados de Santa Olga, Florida y Empedrado son las comunas que mayor riesgo corren de verse afectadas por deslizamiento de material, ya que están rodeados por todos lados de laderas que sufrieron incendios severos y tienen cursos de agua muy cercanos", agrega De la Barrera.
Los alcaldes de estas comunas afirman estar "preocupados" por esta situación. "Estamos visitando y monitoreando permanentemente las zonas que pueden tener más riesgo, y trabajando con los vecinos para que ellos mismos nos ayuden a retirar el material que puede provocar rodados de los sectores aledaños", explica el alcalde de Empedrado, Manuel Báez.
En este mismo monitoreo se encuentra su par de Constitución, Carlos Valenzuela. Explica que la zona que causa mayor preocupación no es Santa Olga, ya que la reconstrucción aún no devuelve a las familias a sus lugares, sino Los Aromos. "Allí 42 familias levantaron sus casas en sus mismos sitios, sin tener aún muros de contención (...), debemos buscar una forma de dar solución a ese problema a la brevedad", agrega el edil.
Plan de Onemi
Desde la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi) aseguran que se ha llevado adelante todo un plan para prevenir y actuar frente a una emergencia, como la remoción de masas en las áreas afectadas por los incendios. Disponen también de estudios en terreno para evaluar el peligro y se determinó la creación de un "decálogo" para la reconstrucción en áreas sin riesgo de deslizamiento de material, acciones que se realizaron junto al Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin).
Asimismo, Onemi informó que en conjunto con el Ministerio de Obras Públicas se han identificado más de 40 puntos de potencial riesgo en esas zonas que se incorporaron al plan de obras y limpieza de quebradas, que se efectúa en 11 regiones del país. "Estos puntos tienen una ficha de escenario establecida, de manera de conducir las acciones de coordinación y planificación en caso de producirse una emergencia", explica el jefe de la División de Protección Civil de Onemi, Andrés Ibaceta.
Ibaceta aclara que después de los aluviones de 2015 en el norte, la Onemi creó una Mesa de Remoción en Masas, donde se evalúan distintas variables de riesgo junto a otras instituciones involucradas, y que en el contexto de su plan de acción para este año se estableció un Plan Nacional para Remoción de Masas, "cuyo objetivo será establecer los lineamientos técnicos de respuesta específica en esta variable", agrega el experto.
El investigador de la U. Católica Francisco de la Barrera afirma que los mismos habitantes de las zonas afectadas pueden contribuir a la disminución de los riesgos. "Es fundamental que, como medida de prevención durante este invierno, no se saque de los terrenos la vegetación que queda, aunque sean troncos o material muerto. Estos pueden aprovecharse como recurso económico, pero hoy tienen más valor protegiendo las laderas", advirtió el experto.