En 1940, la comuna de Santiago llegó a acoger a casi el 50% de la población de la ciudad, pero una década después comenzó su despoblamiento, en especial en el centro de la capital. En 1970, solo 36% de la población de la ciudad residía en Santiago. La diáspora se acentuó tras el terremoto de 1985, pero desde 1990 comenzó a repoblarse tras articularse un plan con este objetivo.
Yasna Contreras Gatica, geógrafa y profesora asistente de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile, explica que esto fue posible gracias al Plan de Repoblamiento que buscaba generar una oferta diversificada de residencias para diferentes grupos sociales, aunque su objetivo se diluyó entre los intereses inmobiliarios y las distintas prioridades de los alcaldes.
Contreras, quien además es doctora en Desarrollo Urbano, conoce a fondo la situación de la comuna tras realizar un estudio que plasmó en el libro Los nuevos habitantes de Santiago, en el que los clasifica en cuatro tipos: gentries pioneros y sucesores, los transitorios urbanos, decadentes urbanos y los precarios urbanos.
La investigación sobre estos grupos se concentró en los barrios Yungay, Brasil, Centro Histórico, Santa Isabel, Bellas Artes y Lastarria, y su clasificación responde a su composición familiar y ciclo de vida; su trayectoria socioprofesional y económica; su criterio de elección residencial y sus prácticas espaciales.
Los grupos
El término gentries proviene de Gran Bretaña, ya que así se denominaba a las clases altas y medias altas que durante el siglo XX invadían los barrios obreros londinenses. Aunque hay cierta semejanza, los gentries chilenos no son exactamente igual. La autora señala que si bien representan a las élites ligadas al arte y la cultura, pocos corresponden a la élite santiaguina en cuanto a ingresos, ya que sus ganancias son similares e incluso inferiores a aquellos que dieron origen a los barrios.
"Los gentries representan una parte menor de los cambios sociodemográficos y de clase del centro, no obstante, espacialmente representan una estética y una materialidad que se representa en cafés, bares, es decir, en otros consumos y bienes de consumos que buscan ser diferenciadores", explica la investigadora.
Los de mayores ingresos viven preferentemente en el triángulo comprendido entra las calles José Miguel de la Barra, Ismael Valdés Vergara y Monjitas, enfrentando el Parque Forestal, y tienen un papel preponderante en la recuperación de los barrios donde llegan, como fue el caso de la fundadora del Emporio de la Rosa.
La clasificación, que es solo un punto de partida para el análisis demográfico, partió con 64 entrevistas en profundidad, análisis de datos microcensales, trabajos en terreno con los que la investigadora elaboró al menos 15 perfiles de nuevos habitantes, pero luego los agrupó en función de los elementos que los hacían comunes y divergentes entre ellos.
Los transitorios urbanos configuran uno de los grupos más representativos de los cambios pos 2000 y aparecen en los cuatro barrios de estudio, pero con una preferencia por el sector de Santa Isabel. Pertenecen a clases medias profesionales y técnicas cuya elección residencial está asociada a una etapa del ciclo de vida y, pese a poseer menores ingresos que los gentries, tienen poder de compra y endeudamiento, y vienen desde la misma ciudad o de comunas del sector poniente.
El futuro
A los barrios considerados en el estudio también llegan habitantes con niveles de vulnerabilidad: Los decadentes urbanos son una clase media profesional y técnica.También hay casos en los que son dueñas de casa casadas con profesionales que están en una crisis socioeconómica pasajera. A ellos se suman personas que llegan al centro luego de una ruptura matrimonial, la muerte de la pareja o la pérdida de ´su trabajo. Si llegan a Bellas Artes o Lastarria, ocupan departamentos antiguos que no rehabilitan. Este es el caso de Patricio: "Me separé en abril de 2001. De ahí anduve de homeless (sin hogar) hasta que llegué al Parque Forestal por casualidad", cuenta en el libro.
Una cuarta clasificación son los precarios urbanos, para quienes el centro es un pivote, un espacio de proximidad a todos los nodos de su vida cotidiana. "Los precarios están representados por santiaguinos o personas de regiones en condiciones de vulnerabilidad, pero hoy son los inmigrantes latinoamericanos y del Caribe los más vulnerados y quizás los que expresan de mejor forma la neotugurización del centro", dice Contreras.
¿Qué pasará en el futuro con la comuna? La investigadora dice que hay problemas para sus habitantes, como los minúsculos departamentos que hoy se construyen, que plantean la necesidad de una política habitacional para el centro".
Eso a mi juicio ocurrirá cuando tengamos un alcalde electo a nivel metropolitano que sea capaz de mirar el área central y pericentral como partes de un conjunto que se llama metrópolis y no comuna pieza aislada", dice. Para la experta, la alcaldesa Carolina Tohá tuvo una lectura sociourbana y espacial que no observó en Jaime Ravinet cuando fue alcalde de la comuna. "Ella puso valor a las personas por sobre el urbanismo empresarial, y eso tiene valor", plantea.
Agrega que el alcalde electo, Felipe Alessandri, tiene la oportunidad de hacer del centro un espacio amable e inclusivo en términos residenciales. "Su sello debería ser apostar por el capital económico y social que involucran los procesos inmigratorios (…) Deseo que sus proyectos no fomenten prácticas de exclusión ni desplazamientos", expresó.