Para llegar a celebrar el cumpleaños número 100 no es necesario tomar brebajes de dudosa procedencia o comer un ajo en ayunas. La clave para vivir más años se encontraría dentro del ser humano, específicamente en su material genético.
Investigadores del Albert Einstein College of Medicine, en EEUU, descubrieron, en una comunidad israelí con gran cantidad de población centenaria, que las personas que alcanzan una extraordinaria longevidad poseen una mutación genética que les permite generar más telomerasa: enzima que repara los cromosomas y hace que sus células se mantengan sanas por más tiempo, previniendo la aparición de enfermedades relacionadas con el incremento de la edad, como hipertensión, diabetes y síndrome metabólico.
Se trata de una extraña variación del gen hTERT, que según constató la investigación, tenían tanto las personas mayores como sus descendientes. Por primera se comprueba que una modificación genética heredable está relacionada con una mayor longevidad.
TELOMETROS MAS LARGOS
Hace tres décadas, la bióloga Elizabeth Blackburn descubrió que los extremos de los cromosomas eran esenciales para explicar el envejecimiento humano. Estas estructuras, llamadas telómeros, recubren y protegen el material genético, como el plástico que envuelve la punta de los cordones de los zapatos y de la misma manera, con el paso del tiempo, se van desgastando, hasta que no pueden cumplir su rol protector. La telomerasa permite que los telómeros se mantengan largos por más tiempo.
Eso es justamente lo que los investigadores norteamericanos encontraron en este grupo de israelíes ashkenazi: los que lograban vivir más años tenían cromosomas con telómeros más largos gracias a esta variación genética, que, además, heredaban a sus hijos y nietos. Los científicos estudiaron al grupo de israelíes con una edad promedio de 97 años, sus descendientes y a un grupo de control, con gente cuyos padres tuvieron una longevidad dentro del promedio de la población. Quienes alcanzaron los 100 años y sus descendientes tenían telómeros más largos que las personas del grupo de control. "Es un rasgo fuertemente heredable. Los descendientes de los centenarios no mostraron una reducción apreciable en el largo de sus telómeros relacionada con la edad, como sí se observó en el grupo de control", dijeron.
"Esta es la primera evidencia concreta de que en humanos la longevidad está relacionada con la telomerasa", destaca Euardo Karahanian, biólogo y profesor de la U. Diego Portales. Sin embargo, el experto advierte que en estudios en ratones, la mayor producción de telomerasa permite extender la vida, pero también aumenta el riesgo de padecer cáncer. "Al parecer, estas personas, además, tienen una protección genética contra el cáncer porque lograron vivir más y no desarrollaron la enfermedad", observa.
Por su parte, Patricia Pérez, genetista y académica de la U. Andrés Bello, dice que la confirmación de que la genética tiene un rol preponderante en la longevidad abre las puertas para "diseñar en el futuro terapias génicas que permitan solucionar problemas de salud que las personas tienen de nacimiento", mientras Ypusin Suh, una de las autoras del estudio, cree que "más adelante podría ser factible desarrollar drogas que imiten la acción de la telomerasa".