Este año y por primera vez en el proceso de admisión a las 33 universidades adscritas a la PSU, no sólo se consideraron los puntajes en las pruebas y las Notas de Enseñanza Media (NEM), sino que también el ranking de notas, es decir, la posición del alumno en su colegio.

La puesta en marcha del ranking, que debía pesar mínimo 10% de la ponderación final, fue criticada, por lo que tres expertos desarrollaron para el Demre -departamento encargado de la implementación de la PSU- un estudio respecto de su impacto.

La conclusión: "En términos globales, se constata que el uso del ranking genera un impacto positivo en la selección de estudiantes de mejor desempeño escolar; de menor nivel socioeconómico; aquellos pertenecientes a colegios municipales y subvencionados, establecimientos más vulnerables y estudiantes de género femenino", dice Alejandra Mizala, del Centro de Investigación Avanzada de la U. de Chile y una de las autoras del estudio.

Para llegar a estos resultados se realizaron tres simulaciones: en la primera, a la ponderación que suele tener el NEM se le restó 10% en favor del ranking; en la segunda, se le restó, para incorporar el nuevo factor, el 10% a los puntajes PSU, y en la última, se disminuyó un 20% la ponderación PSU en favor del ranking. Esto, suponiendo que los estudiantes mantuvieron las preferencias y que todas las universidades adoptan la misma ponderación.

Así, en el escenario donde la PSU pierde 20%, se concluyó que más mujeres habrían entrado a la universidad. De un total de 94.130 seleccionados, el 50,4% habría sido mujer.

En el último proceso de admisión, de los 95.300 alumnos escogidos, el 49,8% fue mujer.

Según el estudio, el único escenario donde las mujeres son mayoría entre los seleccionados es cuando al introducir el ranking se le quita peso a la PSU. Es decir, cuando se le da más importancia a la trayectoria escolar.

Mizala explica que la mayor selección de mujeres se podría deber a que "tienden a tener mejores notas y mejor ranking en enseñanza media que los hombres. Y al contrario, les tiende a ir peor en la PSU, sobre todo en la prueba de Matemáticas".

De hecho, en este proceso de admisión las mujeres tuvieron mejor promedio en NEM que los hombres: 609 versus 581, y también en ranking: 636 contra 603 de los varones. Sin embargo, su promedio PSU fue de 14 puntos menos (583, versus 597 de los hombres).

Judith Scheele, investigadora del Centro de Políticas Comparadas de Educación de la UDP, reafirma esta idea: "Se ha comprobado en estudios internacionales que las mujeres -y sobre todo, las que provienen de sectores económicamente y culturalmente desfavorecidos- muestran un mayor nivel de compromiso con sus estudios".

En cuanto al tipo de dependencia, el estudio concluyó que son los alumnos de colegios subvencionados los que más se ven beneficiados con el ranking. Si es que éste le quita peso a la PSU, 1.628 alumnos que no quedaron seleccionados habrían ingresado a la universidad. El 79,5% de ellos provendría de colegios subvencionados y municipales. En cambio, de los alumnos que sí lograron un cupo, 2.798 habrían perdido la vacante, de introducirse el ranking.

"Tener una menor ponderación la PSU, mejora las posibilidades de los estudiantes de menor nivel socioeconómico (NSE), quienes la mayoría de las veces van a establecimientos educacionales con peores resultados académicos, dado que éstos están muy correlacionados con el NSE y no tienen recursos para preparar la PSU en preuniversitarios", dice Mizala.

PONDERACIONES 2014

Uno de los planteles que ya tiene definida su ponderación para 2014 es la U. Católica, que le dará al ranking y a las notas un valor de 20% a cada uno, para la mayoría de sus carreras. El rector Ignacio Sánchez cuenta que la decisión se debe a que es "de gran relevancia el esfuerzo, la dedicación y rendimiento en el sistema escolar" de esos alumnos y sostiene que el ranking "ayuda a disminuir la brecha socioeconómica de admisión a las universidades".