Desarrollar recomendaciones metodológicas a programas de educación sobre VIH para estudiantes universitarios. Ese fue el objetivo de la tesis de magíster en pedagogía universitaria en la Universidad Mayor de Carlos Lobos, ingeniero y presidente de la Fundación Chile Positivo, entidad fundada en 2016, que se dedica a la generación de programas preventivos de VIH y a la promoción del test de Elisa.
En su investigación, Lobos aplicó un cuestionario a 510 universitarios de la ciudad de Santiago, todos mayores de 18 años, para poder identificar el nivel de conocimiento, las conductas sexuales de riesgo y sus actitudes frente al VIH.
Los resultados preocupan, porque pese a que tienen información suficiente de cómo prevenir el contagio, mantienen conductas sexuales riesgosas, como por ejemplo un alto número de parejas sexuales, confianza en la "pareja estable" y la mayoría usa internet como su principal fuente de información sobre esta temática.
Explicación
Los datos explican en parte el alza de esta enfermedad que, según el Ministerio de Salud, creció 66% entre los años 2010 y 2016, de 2.900 a 4.900 casos anuales, incremento que se concentra especialmente en los varones de entre 20 y 29 años.
De las personas que se infectan al día, siete de cada 10 tienen menos de 30 años.
"Analizamos el nivel de conocimiento versus prácticas sexuales orales, vaginales y anales con la pareja estable y parejas casuales. En tres de esas cinco situaciones no hay relación entre información y uso de preservativo. No lo usan aunque saben que es fundamental para la prevención de la infección", explica Lobos.
A su juicio, no usan condón porque tienen una baja percepción del riesgo al que están expuestos ("a mí no me pasa") y lo ven más como una protección frente a un probable embarazo no deseado, pero no ante el VIH. A esto se suma que hoy la enfermedad no está asociada a la muerte como en la década de los 80 y que se habla poco de ella.
Cuando se trata de relaciones sexuales con la pareja estable, solo el 19% reconoce usarlo siempre, pero la cifra sube al 47% cuando se trata de una pareja casual.
Además, dice la investigación, el 21% de los encuestados ha tenido más de cuatro parejas sexuales en los últimos 12 meses y el 73% entre una y tres. "Se trata de un fenómeno llamado 'monogamia serial'. Como se trata de una pareja estable, no usan preservativo, pero cambian muy rápido de pareja y eso es también un factor de riesgo", dice Lobos.
Picada de mosquito
Otro dato que sorprende de la encuesta es el 10% de individuos que cree que una picada de mosquito puede transmitir el virus. "Las personas que eran adultas en los años 80 quedaron con muchos mitos como este. Lo raro es que esas ideas permanezcan hoy entre los más jóvenes. Como se habla poco del tema, es difícil aclararlo si no preguntan", dice el presidente de Chile Positivo. Los prejuicios y mitos son los que cooperan con la baja percepción de riesgo que hoy tienen los jóvenes.
A juicio de Lobos, la universidad es un entorno promotor de salud, por lo que cree que se deberían generar cursos sobre sexualidad y transmisión de VIH, pero incorporando aspectos sociales y no solo biológicos y médicos.
También se debe considerar la preparación de los profesores que hablan de sexualidad para que lo hagan no solo desde el punto de vista de lo que ocurre en una pareja heterosexual y que puedan también incorporar todas las prácticas sexuales que hoy tienen los jóvenes.
El 41% de los jóvenes dice que los profesores fueron parte de sus fuentes de información, pero la cifra baja a apenas 22% si se considera solo a quienes se declaran homosexuales. En este grupo, la principal fuente de información es internet, seguido de los amigos. Entre todos los jóvenes, solo el 20% dice que sus padres son la principal fuente de información.
Lobos señala que en los cursos o talleres también se debe tener énfasis especial en las mujeres y la actitud que deben asumir ellas. Pasa muchas veces que por vergüenza o temor al rechazo no exigen el test de Elisa a sus parejas o el uso del condón. Para evitar este tipo de situaciones se deben tocar también aspectos que ayuden a la toma de decisiones con asertividad.
Alejandro Afani, inmunólogo y director del Centro de VIH del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, cree que más que mitos, respuestas como "los mosquitos pueden transmitir la enfermedad" demuestran que los jóvenes no han tenido una educación sexual muy estructurada.
"Lo que saben lo aprenden principalmente de internet, las redes sociales y los propios pares. Todos los días vemos jóvenes que no se protegen. Hay una disociación entre los conocimientos que tienen y las prácticas que realizan", dice, y agrega que eso lo constata a diario en la consulta médica.
Según Afani, es necesaria una política de educación sexual estructurada, con planes, objetivos y metas, y desde etapas precoces para que los jóvenes vean la sexualidad de manera natural y sean responsables con sus conductas. Esto, asegura, es la única manera de disminuir las cifras de la enfermedad. "Los jóvenes no están sintonizados con el VIH. Saben que existe, pero no toman medidas de prevención. A veces usan drogas recreacionales, buscan pasarlo bien y tener sensaciones, no importa con quién", indica Afani.