Un año antes de que se confirmara el fenómeno de El Niño de 2015, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (Noaa) había bajado la probabilidad de que se presentara el evento. A marzo de 2015 ya estaba conformado, pero era calificado como débil, y sólo a mitad de año se hablaba que sería uno de los más fuertes desde que hay registro e incluso fue llamado "Niño Godzilla".

El fenómeno, cuyo nombre completo es El Niño Oscilación del Sur (ENOS o ENSO), es tan particular que cada evento es distinto, haciendo imposible predecirlo con más de seis meses. Los centros meteorológicos, sin embargo, buscan anticiparse más.

Por ello, investigadores de la U. de Concepción estudiaron los eventos desde que existe registro (1860) y encontraron patrones similares entre eventos. "Era raro y sorprendente, pues los matemáticos estadísticos habían demostrado que no era posible, pues el sistema era casi aleatorio", dice Rodrigo Abarca, del Departamento de Geofísica de la U. de Concepción (Udec). Pero, junto a sus colegas Hernán Astudillo y Félix Borotto, del Departamento de Física, que una parte de los eventos no es aleatoria, sino determinista, e idearon una metodología para proyectar la posibilidad de ocurrencia, tanto de la fase cálida (El Niño) como fría (La Niña) de ENSO.

Basada en la observación de los datos históricos del Índice de Oscilación Sur (SOI, en inglés), un descriptor de ENSO que registra la anomalía de la presión media mensual entre el Pacífico Occidental y Suroriental, la metodología "agrega un elemento extra para modelar el comportamiento dinámico del sistema atmósfera-océano", dice Astudillo. "Nuestros resultados indican que existe información que, de saber extraerla, podría dar indicios de la ocurrencia de un gran evento, comparando la información histórica contenida en la base de datos. Con ello, los poderosos modelos desarrollados para la predicción (en tiempo real) sin duda pueden ser mejorados", señala.

La dificultad radica en que la variabilidad del acoplamiento entre la atmósfera y el océano genera variaciones que son, hasta ahora, complejas de estimar. Abarca explica que si se trata de predecir un evento ENSO en tiempo real, lo más probable es que no se pueda, pues hay una parte que no es posible pronosticar (procesos que se repiten cada 20-30 días, 30-50 días). Pero si sólo se toma en cuenta los procesos que se repiten cada cierta cantidad de años, y si existe información en el pasado que sea parecida, se puede obtener una proyección de lo que podría ser un evento con uno y hasta tres años de anticipación.

"Como la parte de alta frecuencia no es predecible (procesos de días), probablemente no se sabrá hasta seis meses antes del evento la amplitud exacta, pero sí podremos decir con anterioridad que sí va a haber uno", dice Abarca. "La metodología es tal que en el futuro, mientras más eventos se registren, la proyección de grandes eventos se irá refinando", agrega Astudillo.

Ken Takahashi, experto en el fenómeno de El Niño del Instituto Geofísico del Perú -que no participó del estudio-, señala que el trabajo es interesante y "aporta una bienvenida adición al conjunto de herramientas disponibles para el pronóstico de El Niño y La Niña. Pero la prueba de fuego será verificar que realice predicciones acertadas en los próximos años".

Los investigadores de la Udec ya están trabajando en ello.