El tiempo de tomar aspirina por si acaso llegó a su fin, de la mano de un estudio presentado en el Congreso Europeo de Cardiología en Barcelona, España. Ahí se dio a conocer una investigación escocesa, cuya principal conclusión va contra la creencia de que tomar aspirina es una buena forma de protegerse de un posible infarto, aunque la persona sea saludable.

La utilidad de este medicamento se aplica a personas que tienen un riesgo cardiovascular importante, como antecedentes familiares de infarto, obesidad, estrés mantenido, colesterol alto o tabaquismo.

Si no es así, es decir, si la persona tiene buena salud y buenos hábitos de vida, al tomar este fármaco sólo se expone al peligro de presentar una hemorragia. Esto, porque su principio activo, el ácido acetilsalicílico, puede producir erosión en la mucosa del estómago e intestinal. Si a esto se suma el hecho de que impide que las plaquetas se adhieran entre sí o con las paredes de las arterias, termina facilitando una hemorragia digestiva.

Pero en personas con alto riesgo cardiovascular, este mismo efecto en las plaquetas, que impide que se formen coágulos que tapen las arterias, es el que los beneficia al reducir el riesgo de un infarto.

EL ESTUDIO
Entre 1998 y 2001, los expertos de la Universidad de Edimburgo seleccionaron a 3.550 personas de ambos sexos de entre 50 y 75 años, sin antecedentes de enfermedades cardiovasculares, y con riesgo bajo de padecer alguna en el futuro. Durante ocho años, a la mitad del grupo se le administró una dosis regular de aspirina, mientras a la otra se le dio placebo.

Al observar su evolución clínica,  se vio que 181 pacientes que tomaron el fármaco sufrieron un primer evento cardiovascular, mientras que 176 personas que consumieron sólo el placebo sufrieron un episodio por primera vez.

En tanto, 288 individuos que tomaron aspirina y 299 que no presentaron un infarto cardíaco o cerebral por segunda vez.  Además, la cantidad de personas que sufrieron hemorragias graves fue casi el doble entre quienes usaron el medicamento que entre quienes sólo consumieron el placebo.

CUIDADOS CON LA ASPIRINA
"Yo tomaría el estudio con bastante cuidado", dijo Hernán Prat, cardiólogo del Hospital Clínico de la Universidad de Chile. El experto explicó que el estudio midió la relación entre presión arterial tobillo-brazo para seleccionar a las personas estudiadas, lo que detecta un riesgo bajo de enfermedad cardiovascular, lo que, a su vez, no justifica el consumo diario de aspirina.

Marisol Bruzonni, directora médica de Laboratorios Bayer, fabricante de aspirina, explicó que su consumo preventivo sólo se recomienda para quienes tienen uno o más factores de riesgo. En personas que no poseen estas características, su uso no tiene efecto. "Es como el cinturón de seguridad, si vas a 130 kilómetros por hora y chocas, seguro te salva la vida, pero si estás estacionado, da lo mismo", explicó el cardiólogo Carlos Caorsi, de Clínica Las Condes.  Además, en estos casos podría aumentar el riesgo de hemorragias gastrointestinales y extracraneales, que también son factores de riesgo para padecer una enfermedad coronaria.

INVESTIGACIONES PREVIAS

Actualmente, el uso de la aspirina está autorizado en 36 países en la prevención primaria de eventos cardiovasculares y cerebrovasculares, y varios estudios apoyan su eficacia. En 1998, investigadores de la Universidad de Uppsala, en Suecia, detectaron que la administración regular de ácido acetilsalicílico en pacientes hipertensos redujo en un 15 por ciento los eventos cardiovasculares mayores y en un 36 por ciento todos los infartos al miocardio.

Un metaanálisis de datos obtenidos de 10 estudios sobre los efectos de la aspirina, publicado en mayo en la revista científica The Lancet, establece que bajas dosis de este medicamento generan un 12 por ciento de reducción proporcional de los primeros eventos vasculares graves. En los ensayos de prevención secundaria, la aspirina genera mayor reducción de eventos vasculares graves en un 8,2 por ciento, y de eventos coronarios en un 5,3 por ciento.

En pacientes sin antecedentes de enfermedad, el estudio concluyó que la aspirina es de incierto valor en la reducción de infartos y deben sopesarse los posibles aumentos en el riesgo de sufrir grandes hemorragias.