Hillary Clinton, Clint Eastwood y Maradona son hermanos mayores, personas que, según diversos estudios, destacan por su liderazgo. Datos: 43% de los directivos de empresas son primogénitos, mientras el 33% nacieron en segundo lugar y sólo el 23% son terceros o últimos hermanos, según una encuesta de la empresa estadounidense Vistage International a 1.583 presidentes ejecutivos. Otro trabajo de los científicos Petter Kristensen y Tor Bjerkedal a 250 mil personas en Noruega destaca que los primeros hijos tienen un coeficiente intelectual de 2,3 puntos mayor que el resto de sus hermanos.
A todas esas cualidades los primogénitos sumarían rasgos menos positivos, como egoísmo y mayor desconfianza, según un estudio de la Universidad de Montpellier, en Francia. Los científicos analizaron cómo influía el orden de nacimiento en un juego de inversiones. A cada participante se le entregaban tres euros y la opción de asumir el rol de inversionista (A) o de banquero (B). El jugador A podía entregar la cantidad que deseara al banquero, dinero que en esas condiciones se triplicaba, mientras el jugador B podría devolver cualquier cifra del total al inversionista y, si deseaba, podía devolver poco o nada. Con esos intercambios los especialistas medían reciprocidad y confianza.
Al analizar el orden de nacimiento, los expertos comprobaron que los primogénitos enviaban 25% menos dinero a la banca y devolvían, a su vez, menos dinero: entre 22% y 29%.
Se trata de rasgos propios de una actitud centrada en sí mismos, dice Alexandre Courtiol, biólogo evolucionista de la Universidad de Montpellier y autor del estudio: "Se aprecia que ellos presentan menos actitudes de cooperación y de ayuda recíproca en etapa adulta. Lo que no se ve en estudiantes que no tenían hermanos, que no se comportaron como primogénitos, lo que sugiere que el comportamiento es el resultado de la llegada de los hermanos que de ser el primogénito".
ATENCION PREFERENCIAL
La llegada del primer hijo está marcada por un escenario que no se repite para los siguientes: padres primerizos que no dejarán ningún detalle al azar. Esas condiciones, indica Gloria Chanes, sicóloga infanto juvenil de la Universidad Central, les entrega una posición diferente del resto de sus hermanos: "tienen más privilegios, como una atención centrada en ellos y cuidados extras que no se dan con el segundo o los siguiente hijos, cuando ya hay más confianza en la crianza". Así lo comprueba un estudio de la U. de Cornell, que determinó que el primer hijo recibe entre 20 y 30 minutos más de tiempo diario de sus padres en comparación a sus hermanos menores.
El quiebre se produce con la llegada de sus hermanos. "Se ven enfrentados a compartir la atención y cariño de sus padres y no desean perder su estatus, lo que explicaría su egoísmo de adultos", dice Chanes. Además, indica la sicóloga, reciben muchas responsabilidades de parte de sus padres, como cuidar a los hermanos o ser exitosos, lo que implica mucha presión, que unida a la competencia que enfrentan con sus hermanos, los vuelve más reservados y desconfiados.