Las partículas suspendidas en el aire causadas por la actividad volcánica y la contaminación humana están vinculadas al crecimiento lento de arrecifes de coral en el Caribe, reveló hoy un estudio del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés).

El biólogo Héctor Guzmán, del STRI, hizo la afirmación a partir de un estudio emprendido conjuntamente con investigadores de la Universidad de Queensland, la Organización Australiana de Ciencia y Tecnología Nuclear, y el Smithsonian en Panamá.

Guzmán afirmó que la presencia humana ensombrece el crecimiento de los corales y sostuvo que una sombra de partículas sobre el mar también puede enfriar el agua que los rodea. Al igual que los anillos de crecimiento en los árboles, los esqueletos de corales longevos preservan un registro de la expansión del coral.

Un modelo de simulación de sistemas terrestres utilizado por el STRI mostró que tanto la superficie del mar, la temperatura, la radiación de onda corta y el estado de saturación de aragonita (medida de la acidificación de los océanos) predijeron los cambios en el crecimiento del coral.

Guzmán subrayó que la cronología del crecimiento de corales en Panamá permitió identificar efectos de las intervenciones humanas en el comienzo de la década de 1900, pero aclaró que la disminución del crecimiento observado a mediados del siglo XX, que corresponde a los inicios de la era industrial en la costa panameña, permanece sin ser resuelta por el modelo utilizado.

Al respecto, Lester Kwiatkowski, de la Universidad de Exeter, en Inglaterra, señaló que el estudio sugiere que los ecosistemas de coral son "propensos a ser sensibles", no sólo por la concentración atmosférica de dióxido de carbono a nivel global, sino a las emisiones regionales de aerosoles asociadas a la industrialización y la descarbonización.

Los autores de la investigación utilizaron una combinación de registros recuperados dentro de los esqueletos de coral, las observaciones procedentes de los buques, las simulaciones de modelos climáticos y modelos estadísticos.

Kwiatkowski analizó muestras de centros, extraídas de 1880 y 1980, a través de perforaciones de arrecifes de coral cerca de la entrada del Canal de Panamá, en el Caribe, formada por la especie Siderea siderastrea. Asimismo, estudió muestras extraídas entre 1905 y 1998 en el atolón Turneffe, en Belice, formadas por la especie Montastrea faveolata.

En noviembre de 2009, un estudio del Pacífico Occidental de Panamá (POP), financiado por The Nature Conservancy, identificó a 75 especies de coral, incluidas 23 especies de corales duros (escleractínidos) y otras 52 de corales suaves (octocorales).

La distribución de especies de corales en el Pacífico de Panamá supera a las que se encuentran en aguas tropicales desde México hasta Ecuador. En la vertiente del Caribe panameño hay unas 130 especies de corales, pero las del Pacífico están en mejores condiciones, según el informe.