La obesidad de los padres es un factor de alto riesgo para sus hijos, que tienen muchas más posibilidades de sufrir ellos mismos de sobrepeso, según un estudio científico dado a conocer hoy.

Investigadores de la Universidad de Ohio, en Estados Unidos, compararon la tendencia en ratones cuyos progenitores habían sido engordados a partir de dietas ricas en calorías.

Los científicos consideran que existe un efecto similar en el caso de los seres humanos y ahora investigan los procesos biológicos involucrados.

La investigación apunta a una alteración de los niveles de actividad en genes heredados, que aceleran o disminuyen el proceso de metabolismo.

En su estudio, los ratones que nacieron de padres obesos aumentaron de peso a partir de la sexta semana de vida, a pesar de haber sido alimentados con una dieta de bajas calorías.

Los ratones machos también mostraron distintos patrones de grasa corporal, que puede afectar la susceptibilidad a enfermedades, comparado con ratones cuyos padres tenían un peso normal.

"Hemos identificado un número de elementos que afectarían el metabolismo y el comportamiento de ratones dependientes de dietas preconcebidas a sus progenitores", declaró Felicia Nowak, investigadora de la Universidad de Ohio y autora principal del estudio.

Sólo a los ratones padres se los sometió a dietas muy altas en calorías, mientras que a las madres se les dio alimentos bajos en grasas y no sufrían de sobrepeso.

Investigaciones previas que vinculaban la obesidad de los padres con las de sus hijos en seres humanos se habían enfocado en las madres, en lugar de los padres.

Las conclusiones de la investigación estadounidense fueron presentada ante la Sociedad de Endocrinología.

Una de las sorpresas del estudio fue que, además de tender a sufrir de sobrepeso, la cría de ratones obesos eran inusualmente activos físicamente.

A sólo seis semanas de vida, las crías de ratones, sin importar el sexo, corrían más que aquellos cuyos progenitores tenían peso normal.

Ese comportamiento representaría un intento de quemar más grasas y reducir el riesgo a diabetes y problemas cardíacos, según explicaron los científicos.

En la próxima fase del estudio, el equipo tratará de identificar los genes responsables por los cambios fisiológicos y de comportamiento.

"La detección temprana y predicción de riesgo de obesidad, diabetes y enfermedades vinculadas permitirá a los individuos y a los trabajadores sanitarios demorar o prevenir dichas enfermedades, incrementándose la expectativa de vida de las personas", concluyó Nowak.