El primer canto del gallo no es privilegio del más madrugador sino una cuestión de liderazgo, según un estudio que publica este jueves la revista Nature.

Un grupo de científicos japoneses demostró que el jefe del gallinero siempre es el primero en anunciar el despuntar del día y que los demás gallos sólo cantan después, respetando escrupulosamente un orden decreciente de rango social.

Gallos y gallinas conviven en un orden social muy jerarquizado que rige la vida de estas aves de corral.

Por esa razón, el gallo dominante come primero, elige a sus parejas, el mejor nido, y goza del privilegio de despertar al resto.

Los científicos observaron además que los gallos de rango inferior cantaban menos a menudo que los demás. Por esa razón, si el gallo de alto rango es retirado de la experiencia, el de segundo rango pasa a ser el primero que canta.

Los gallos son muy respetuosos de la jerarquía, que se ejerce de manera muy sencilla: es el resultado de la fuerza, demostrada en las famosas riñas de gallos.

"Cuando se pone juntos a gallos que no se conocen, comienzan por pelearse. No bien se identifica a los más fuertes, los combates disminuyen y solo los de mayor rango siguen provocando esporádicamente con picotazos a los demás, pero nunca a la inversa", explicó a la AFP Tsuyoshi Shimmura, de la universidad de Nagoya, coautor del estudio.

El canto del gallo es un acto innato, no adquirido. No varía según la posición jerárquica de quien lo emite. "No observamos particularidades específicas en el canto del dominante", anunció el científico nipón, cuyo objetivo final es identificar el gen implicado en la emisión innata del sonido.

Por otra parte, "el canto del gallo como anuncio del comienzo del día está registrado desde la civilización del Indo (entre 2600 y 1800 AC) pero seguimos sin saber porqué lo hace", admitió el investigador.