Un estudio realizado a niños europeos reveló que los hijos de las mujeres que fumaron durante el embarazo tendrían riesgo de padecer asma, aun cuando no estuvieran expuestos al humo de segunda mano después de nacer.
La investigación incluyó un grupo suficientemente grande de niños que habían estado expuestos al humo de cigarrillo en el vientre materna, pero no después del parto.
Los resultados mostraron que esos niños eran un 60 por ciento más propensos a tener asma a los seis años que los hijos de mujeres que no habían fumado durante el embarazo.
Haber fumado sólo en el primer trimestre de gestación también estuvo asociado con ese aumento. Los resultados no prueban una relación causal con el tabaquismo prenatal. Pero hay muchos motivos por los que las mujeres que quieren tener un hijo abandonen el cigarrillo, según dijo Anna Bergstrom, investigadora del Instituto Carolino de Estocolmo y que no participó del estudio.
Fumar durante la gestación eleva el riesgo de tener un aborto, un bebé con bajo peso al nacer o ciertas malformaciones congénitas, y otras complicaciones. "Nuestro estudio aporta un motivo más para no fumar", dijo Bergstrom por correo electrónico.
Los resultados, publicados online en American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, surgen de la información entregada en un estudio a 21.600 niños europeos, 735 de los cuales eran hijos de mujeres que habían fumado durante el embarazo, pero no después del parto.
A menos del 7 por ciento de todos los participantes le habían diagnosticado asma cuando tenían entre cuatro y seis años. Y el riesgo, según observó el equipo, aumentaba si las madres habían seguido fumando durante la gestación: sus hijos eran un 65 por ciento más propensos a desarrollar asma, tras considerar factores como el peso al nacer y si alguno de los padres había sido asmático.
Bergstrom consideró "biológicamente posible" que el tabaquismo prenatal eleve en los niños el riesgo de desarrollar asma. Las sustancias químicas del humo del tabaco altera el desarrollo pulmonar. Y si existen efectos directos, el estudio sugiere que ocurrirían al comienzo de la gestación.
La mayoría de las madres que fumaron durante el embarazo dejó de hacerlo en el segundo o el tercer trimestre. Pero haber fumado sólo en el primer trimestre estuvo asociado con dos veces más riesgo de tener un hijo asmático.
"Dejar de fumar antes del embarazo, o lo antes posible durante el embarazo, es una buena idea por muchos motivos, no sólo por el asma en el recién nacido", indicó Bergstrom. Algunas embarazadas podrían dejar de fumar con terapia conductual. En algunos casos, el médico indica una terapia de reemplazo de la nicotina y otro medicamento.