Domingo Bordones

"Tenía una mirada especial, como que te miraba el alma"

Domingo Bordones tenía 25 años cuando participó en la comisión de protocolo de la Santa Sede en Antofagasta. En el aeropuerto, junto al padre Renato Hache, lo saludaron en nombre de la Iglesia. Antes de la misa en Antofagasta, Domingo se formó junto a otros miembros de la comisión a la salida del vagón del tren Antofagasta-Bolivia, refaccionado para que el Papa lo usara como sacristía. Era la oportunidad de verlo. A las 8.30 de la mañana salió. Les dio la mano y bendición a cada uno. "Fue impresionante, porque si eres creyente, es el vicario de Cristo. Tenía una mirada especial, como que te miraba el alma. Era un hombre fuerte, grande y simpático", recuerda.

Héctor Salazar

"Esperábamos que él le dijera algo a Pinochet"

"Yo estudiaba teología y que el Papa viniera, el máximo representante de la Iglesia, era muy importante", comenta Héctor Salazar, que entonces tenía 18 años y estuvo en el encuentro de La Bandera. Desde su casa en la comuna de La Granja, no había locomoción que llegara allá. Salió a las dos de la mañana y caminó. Fue emocionante, recuerda, ver a toda la gente con velas y linternas. "Fácil habían 500 mil personas en todo lo que hoy es el Parque La Bandera. En ese tiempo esperábamos que le dijera algo a Pinochet. Hoy uno entiende que era imposible. Pero en ese momento fue una tregua, nos juntábamos todos por la visita del Papa", señala.

Emy Riveros

"Tuve la sensación de ser parte de la historia"

Fue la única elegida del colegio Las Ursulinas de Maipú, para comulgar con el Papa en el Parque O'Higgins. "Ya su venida era un hito, comulgar con él era una súper buena noticia". Era la liturgia de la Reconciliación, que reunió a más de medio millón de personas. Pero hubo incidentes y terminó con 600 heridos. Recuerda que el protocolo y ensayos previos pasaron a segundo plano. "La gente empezó a correr, había personas sangrando. Fue un momento en que tuve que decidir: comulgo o corro. Fue una experiencia espiritual poderosa en ese momento, y luego decir "oh, comulgué con un santo". Y la sensación de ser parte de la historia", comenta.

Isabel Arancibia

"Recibí la comunión de la mano de un santo"

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El 6 y 7 de abril de 1987 el Papa visitó Antofagasta. En el Campo Eucarístico, donde hoy está la población Juan Pablo II, ofició la Eucaristía del Desierto, con la que se despedía de Chile. Isabel Arancibia tenía 35 años y era funcionaria de la Municipalidad de Calama, y coordinadora de esas actividades. "Estuve seis meses en comisión de servicio, trabajando", cuenta. Junto a 80 personas recibió la comunión de manos del Papa. "Fue una experiencia bien particular, uno genera una conexión con el Santo Padre para el resto de la vida. Cuando fue beatificado piensas que tuviste la suerte de recibir la comunión de la mano de un santo". A la hora de comulgar no podían sacar fotografías. A cada uno le tomaron una fotografía, que les dijeron, les llegaría a su casa desde el Vaticano. Ella pensó que eso jamás ocurriría. No tendría testimonio de ese evento. Pero después le llegó un sobre con una fotografía. Era del momento preciso en que recibía la comunión del Papa Juan Pablo II.

Freddy Farias

"Fui guardia papal en Antofagasta"

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"Fui guardia papal en Antofagasta cuando estuvo en la ciudad", comenta con orgullo Freddy Farías. Tenía 21 años y era estudiante de construcción civil de la U. Católica del Norte, y junto a otros jóvenes que usaron una pechera amarilla con blanco, su misión era mantener el orden en las distintas actividades del Papa Juan Pablo II. Cuando fue la misa en Antofagasta, estuvo casi de madrugada para recibir y guiar a las miles de personas que llegaron al lugar. Freddy recuerda que se ubicaba en la primera línea, en un mar de personas, cuando anunciaron el ingreso del Papa. "Él irradiaba mucha energía, es la única persona que uno se da cuenta que tiene una energía diferente, estuve a tres metros", comenta. No se reconoce como católico practicante, sino bastante observante, pero se emociona al volver a ese evento de hace 30 años. "Uno no ve líderes de esa magnitud en la vida, yo no he visto ningún otro líder mundial".

Verónica Silva

"Estuve en el coro que le cantó"

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El 2 de abril el Papa Juan Pablo II se reunió con el mundo académico en la casa central de la Universidad Católica. Cerca de mil personas asistieron, entre ellas Verónica Silva, de 24 años, miembro del coro universitario que cantó al Papa. Luego de la presentación, Juan Pablo II caminó hasta donde estaba el coro y saludó a las 15 personas. A cada una le dio la mano. "Era una persona preciosa. Quedamos todos impactados. En esa época, en todas partes, no hubo nadie que no haya comentado la potencia de ese ser. La mirada, era de esas personas seguras de donde están, con bondad". A 30 años de esos hechos, Verónica lo recuerda como un momento de unión en las calles. "Era una época difícil y provocó una sensación de que somos más que un simple país, vino el Papa. Fue una época en que necesitaba mucha paz y la presencia de él fue algo pacífico, fue bien especial, y yo no siendo católica, lo viví", rememora.

Julio Reti

"Fui el piloto del avión que lo trasladó"

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En un avión Boeing 747 Porto Cervo de Alitalia, el Papa Juan Pablo II llegó a Chile. Lo esperaba un equipo de pilotos y tripulantes de cabina de LanChile. Ahí se encontraba el piloto Julio Reti, encargado de trasladarlo por Chile. "Para todo lo que hizo en el país se puso un Boing 737 acondicionado", explica. Viajaron a Punta Arenas, a Concepción, a La Serena y luego a Antofagasta, desde donde se trasladó a Argentina. Julio Reti, en ese entonces de 40 años, cuenta que fue similar a un vuelo presidencial, con una tripulación de élite. "El Papa iba en su cámara. Era un servicio de primera clase, el avión era precioso", dice. Antes de la visita una comisión de la Santa Sede investigó a la tripulación. "Me retraté con él", recuerda, y que por lo rápido olvidó sacarse los anteojos. "Era una persona afable, que daba una sensación de dulzura, muy tranquilo", señala. Luego de esa experiencia, a cada uno de los tripulantes le mandaron un álbum de fotos desde la Santa Sede.