Etienne Lavigne presenta este mediodía la edición 2015 del Dakar. Lo hace con la confianza de que la carrera no ha perdido interés entre los chilenos. Piensa también que Marc Coma no será invencible, que Brasil podría entrar pronto al recorrido y que Ignacio Casale está equivocado.
¿Cree que va a perder interés el Dakar sin Chaleco López ni los hermanos Patronelli, que eran lo más atractivo para chilenos y argentinos?
No, porque hay muchos pilotos nuevos, hay muchas expectativas con Daniel Gouet, Jeremías Israel o Pablo Quintanilla.
¿Ud. cree que alguien puede reemplazar a Carlo de Gavardo y Chaleco?
Será un cambio de generación. Hoy Marc Coma está solo en motos y los otros pilotos van a luchar para hacer un podio, porque es una oportunidad para ellos.
¿No cuenta a Joan Barreda, Helder Rodrigues?
Sí, a Barreda, Rodrigues, Quintanilla, pienso que habrá un cambio. En autos es diferente, pero creo que puede ganar un sudamericano en las motos, podemos esperar una victoria por primera vez en esta categoría de un piloto del continente. Hay más presión sobre Marc que antes, cuando era una dinámica de dúo. Hoy, sin Cyril Despres, la competencia se abre.
Sobre los quads. No son tan atractivos como las motos o autos. ¿Ha pensado en hacer cambios a esta categoría?
Es el mismo recorrido, las mismas condiciones de competencia. Cada categoría es una experiencia deportiva única. Hay muchos pilotos de cuadriciclos en el continente.
¿Esta serie se creó pensando en los sudamericanos?
No. Hace siete años, aún en Africa, empezaban 15 quads, hoy hacemos una selección, sin ella, serían 60. Hay mucho interés porque es más fácil, entre comillas, hay menos riesgos que las motos. No podemos decir que es una competencia sin riesgo, los hay, pero no es el mismo.
En las conversaciones con las autoridades chilenas, ¿ve interés del gobierno de que el Dakar siga en Chile?
Trabajamos aquí hace siete años, tenemos experiencia con los chilenos y sus autoridades. Recién comenzamos una nueva colaboración y cada vez que pasa hay un tiempo de conocerse mutuamente y de que descuban el evento Dakar, el impacto en el país. Hasta ahora siento que todos los chilenos que han estado involucrados en la organización tenían el mismo sentimiento de la importancia del evento en el país.
¿Ha sido difícil explicarles eso a las nuevas autoridades?
A cada cambio de gobierno, a cada cambio de personas debemos hacer pedagogía para explicar cómo trabajamos. Es normal.
La negociación de este año fue complicada, por el terremoto en el norte y el incendio en Valparaíso.
Me parece normal. Hablamos de un evento deportivo, hay otros problemas más importantes en la sociedad chilena. Puedo entender un tiempo de reflexión y evaluación para decidir organizarlo.
Chile pudo conseguir una rebaja en el aporte, de seis a cuatro millones de dólares. ¿No teme que use esa cifra como techo en el futuro?
Es que nunca es la misma cantidad de días. En Argentina ha cambiado y el precio es el mismo. Habría que estudiarlo, negociarlo. Por ejemplo, el Gran Premio de MotoGP de Santiago del Estero tiene un fee de 12 millones de dólares por tres días de competencia, en un solo lugar y 40 pilotos. Es difícil entender la dinámica de los eventos internacionales si no se conoce el mercado y es complicado de explicar. Llevamos siete años y mantenemos casi el mismo nivel de contribución de los países.
¿Le preocupaba esta demora en confirmar el Dakar?
Sí, porque planificarlo es complicado, un trabajo de todo el año, más aún adelantarlo.
¿Qué países tienen más opciones de integrarse al Dakar en el futuro, Ecuador, Colombia, Paraguay? Brasil ya se sabe que está descartado por ahora…
No, la situación puede variar muy rápidamente. Estuvimos en el sur de Brasil hace un mes para estudiar un escenario de recorrido, largada o llegada. Pero aún no es tiempo de organizar el de 2016.
Pero visitó Brasil…
Sí, pero para decidir es otra cosa.
Se pensó en un momento en un Dakar de tres semanas. ¿Está descartado?
Depende del recorrido y de los países. Si armamos un Dakar con cuatro o cinco países, obliga. Pero no podemos hacer eso cada año, una vez puede ser. En 1992 organizamos una edición entre París y Ciudad del Cabo.
¿Es posible un Dakar sin el Desierto de Atacama?
El Desierto de Atacama pertenece a la historia de un evento cuyo espíritu es arena y dunas. No se puede organizar un Dakar únicamente en etapas de pista.
A los pilotos les gustó mucho el desierto peruano.
Es un desierto muy diferente y muy interesante. La idea del Dakar es tener un cóctel de paisajes nuevos, de etapas con distancias diferentes, es la alternancia de etapas y de terreno que es fundamental en el espíritu de la competencia.
En ese camino, este Dakar va a tener la especial más larga y la etapa más extensas de la historia. ¿No preocupa la salud de los competidores?
Además armamos dos etapas maratón en la misma semana. Pero hay un nivel de preparación de todos los pilotos impresionante, y hay una selección. Llegan 270 solicitudes y se aceptaron 214. Hay una preparación completamente diferente, mucho mayor que en los años en África.
Marc Coma dijo a La Tercera que se estaba perdiendo la aventura en los Dakar. ¿Qué opina?
Pero hablamos de Marc Coma, cuatro victorias en el Dakar, una preparación física muy completa, muy profesional, es otro nivel. Pregunte a los otros qué piensan de la aventura. El llega a un hotel, con una fisioterapeuta.
Ignacio Casale dijo que ayudar a otro piloto era perder tiempo y recomendaba a los aficionados a llegar rápido a la meta del día para poder descansar. ¿Va eso contra el espíritu del Dakar?
Desde siempre ha habido dos niveles de pilotos. Entre los que pueden hacer podio, es así. Carlos Sainz o Cyril Despres no van a parar para ayudar. Y hay otros amateurs que están en la disposición de ayudar.
Pero él se lo recomendó al aficionado.
Ignacio me cae bien, es una buena persona, pero no me parece. Lo más importante para un aficionado es terminar y ayudar a los otros, porque no sabes nunca si al día siguiente tú necesites ayuda. Es la filosofía a este nivel.