"Es necesario un diálogo abierto e inclusivo de todos los actores de la región para lograr la paz social en La Araucanía". Así parte Eugenio Tuma, senador del PPD por la IX Región. De inmediato añade que "hay que agotar los instrumentos para frenar la violencia en la zona y reparar a todas las víctimas". Y subraya que uno de los caminos pueden ser las expropiaciones.
¿Cómo ve el rol del gobierno para bajar la tensión en la zona?
Yo celebré que Francisco Huenchumilla haya sido capaz de poner un tema que, hasta ahora, no se había instalado en La Moneda, y lograra que se le diera prioridad. Pero él, como intendente, pidió perdón, y ese perdón requiere tener contenido, así es que si el gobierno lo ha respaldado, entonces hay que ponerle contenido desde el punto de vista de las reparaciones. Por eso, esperamos una propuesta que se genere desde la región y no de Santiago. Ahí tenemos una conducción que debe tomar el intendente, para crear una mesa amplia de diálogo, que incluya a todos los sectores y ayude a encaminar la paz social en la zona.
¿Una propuesta sería entregar mayor cantidad de tierras a las comunidades?
El tema de tierras no es el único camino, pero es importante. Creo que en el marco de la ley, en el contexto que se ha dado la reclamación de terrenos, es decir, dejando afuera las tomas ilegales, en La Araucanía hay al menos 147 comunidades que han cumplido la normativa y han acreditado que tienen el derecho de que el Estado les restituya. Con ellos tenemos una inversión pendiente, del orden de US$ 200 millones de dólares, que el Estado aún no ha realizado, porque no tiene los recursos o porque teniéndolos no ha alcanzado a hacerlo. Además, la especulación siempre ha estado presente.
O sea, a su juicio, el mecanismo de la expropiación sería válido.
Si de verdad queremos la paz social, tenemos que utilizar todos los instrumentos a nuestra disposición para cumplir con ese objetivo. Cuando se determina hacer un puente y hay que disponer de la otra orilla que está en manos de un particular y, además, ya está definida la construcción en ese sitio, se expropia. Y ese proceso no significa ningún drama, porque hoy en día, los valores que se cancelan por los terrenos expropiados corresponden al mercado comercial.
Sin embargo, se ha cuestionado...
Se ha dicho que la expropiación es dañar, quitar. Eso pudo haber sido antes, en el pasado, pero hoy no debe llamar la atención que el procedimiento pueda ser utilizado cuando lo requiera el bien común. ¿O acaso está en duda el que el bien común es conseguir la paz social? No hay que tenerles miedo a las expropiaciones en La Araucanía. La búsqueda de la paz social tiene que ver con hacer los caminos adecuados. No sacamos nada con invertir recursos o usar instrumentos que no se van a ver como una buena señal de disposición del Estado a reparar el daño. Lo que históricamente han hecho todos los gobiernos es poner más policías, y la resistencia a las medidas justamente ha provocado este grado de conflictividad en la zona.
¿Pero es el único camino?
No quiero centrar esta propuesta solamente en la expropiación. Mi intención es que el intendente Huenchumilla asuma su liderazgo y convoque a todos los sectores a a un diálogo abierto, inclusivo, con mapuches y no mapuches, porque este proceso no tiene que ver solamente con reparaciones para indígenas, sino que para toda la región. No vamos a encontrar paz social si no se atienden las necesidades de todos. Yo no estoy enamorado de la expropiación. Lo que estoy diciendo es que tratemos de buscar todas las opciones para solucionar el conflicto, pero no se puede resolver nada si a quienes hay que reparar deben irse a vivir en la cordillera bajo la nieve.