Luego de la crisis financiera en Chipre y el efecto que generó en la zona euro, el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso afirmó hoy en Praga que Europa ha pasado "lo peor" de la crisis económica y financiera, al tiempo que instó a Chipre a aplicar las medidas aprobadas para sanear su economía.
"Creo que la Unión Europea (UE) ha superado lo peor de la crisis, pero la situación es todavía frágil", dijo Barroso al referirse al entorno macroeconómico comunitario, que apunta a un exiguo crecimiento del 0,1% del Producto Interior Bruto (PIB) para 2013, mientras que en la zona del euro el pronóstico es un retroceso del 0,3%.
Sobre Chipre, aseguró, en rueda de prensa, que ya se han despejado las incertidumbres e instó a este país a aplicar las medidas correctivas acordadas con la troika -CE, Banco Central Europeo (BCE) y Fondo Monetario Internacional (FMI)-.
"La semana pasada hemos puesto fin a la incertidumbre que ha afectado a Chipre, pero ahora la solución debe ser implementada de manera apropiada, para poner a la economía chipriota en una situación sostenible", señaló.
Entre esas medidas de la troika figura el adelgazamiento de los bancos, así como la liquidación del Banco Popular (Laiki) y transferencia de sus pequeños depósitos y empréstitos sanos al Banco de Chipre, lo que supone que los depositantes de más de 100.000 euros perderán ahorros.
Barroso admitió, no obstante, que hubo fallos de coordinación en el manejo de la crisis chipriota: "Tenemos también que completar la reforma de la gobernanza, para que en el futuro crisis como éstas puedan ser evitadas y prevenidas", dijo.
Antes de hacer estas declaraciones a la prensa, el presidente de la CE visitó esta mañana la sede praguense de la Agencia para el sistema de navegación global europeo Galileo.
Posteriormente, acudió al Castillo de Praga, sede la presidencia checa, donde asistió al izado de la bandera azul comunitaria por primera vez desde que el país ingresó en la UE en 2004.
Barroso fue luego testigo presencial de la ratificación, por parte del presidente checo, Milos Zeman, de la enmienda al artículo 136 del Tratado de Lisboa, por el que se establece la creación del fondo de rescate del euro.
La República Checa, aunque no pertenece a la eurozona, era el último socio comunitario que quedaba por respaldar el acuerdo del Consejo Europeo para crear el Mecanismo de Estabilidad Europeo (MEE), un fondo para apoyar a las economías europeas en crisis.
Para Barroso, "es un ejemplo de la cooperación y solidaridad que necesitamos en la UE", con el objetivo de "ganar la confianza que es de crítica importancia para las inversiones, ya que sin confianza no hay inversión, y sin esto no hay crecimiento".