En el último período, Eva Gómez está reacia a dar entrevistas. Pasó por un complejo estado de salud producto de un cáncer que le detectaron a principios de año que la obligó a no animar la más reciente edición del Festival de Viña del Mar, pero aún así, no dejó de trabajar y actualmente está al mando de tres programas en Chilevisión: Talento chileno, que finaliza a fines de mes; Lo que callamos las mujeres y Manos al fuego, que graban sus segundas temporadas, respectivamente. En el caso del segundo show, se espera un estreno durante este mes.

¿Qué puede adelantar sobre el nuevo ciclo de Manos al fuego?

Partimos este mes y eso me tiene muy contenta. Con todo el dolor de mi alma, tengo que adelantar que las mujeres se portan pésimo. Además, como todos dicen después que no hicieron nada, entonces ahora tenemos una prueba que no pueden refutar para comprobar lo que pasó.

El año pasado se especuló mucho sobre la veracidad de los casos. ¿Qué piensa sobre esas críticas?

No está para nada arreglado. Y para evitar suspicacias es que el programa viene con transformaciones.

Una de las cosas que más destacó es que no quiere dejar de hacer programas diarios. ¿Sigue pensando lo mismo?

Así es, y Lo que callamos las mujeres es un franjeado mucho mejor de lo que ni siquiera yo esperé. Es un regalo. Me encantaría que creciera y pudiéramos tener un estudio para recibir a los protagonistas de la historia, que sea como El diario de Eva.

¿Qué piensa de que Mega haga un programa del mismo formato?

No tenía idea, las cosas buenas uno tiende a replicarlas, así que me parece bien.

¿Siente que este ha sido su año menos expuesto mediáticamente?

En general, si revisas la prensa, yo soy una persona bajo perfil: es poco lo que converso y cuando me hablan son de temas que no tienen que ver con la pega. Nunca me pronuncio mal sobre alguien, ni ando metida en temas ajenos. Las noticias mías son las que resaltan otros. No tengo idea por qué necesitarán ponerme en la palestra.

¿Qué es lo que más le molesta?

Escuché que decían que yo no iba a animar este programa, pero yo me callo no más. Trabajo como hormiga, a veces me va bien, otras no, pero tengo mi conciencia tranquila. Podría estar haciendo réplica a un montón de cosas que escucho, a cada tontera. ¿Pero qué voy a hacer? Tengo dos opciones: callarme o ser payaso, y eso no lo voy a ser nunca.

Ahora que CHV se adjudicó el Festival de Viña por otro período, ¿le gustaría volver a animarlo?

La verdad es que esa es una decisión que no pasa por mí. El año pasado me tuve que bajar por situaciones que conocen en el canal, que tienen que ver con salud y familia. Afortunadamente, estoy muy bien, está todo superado, con exámenes y cosas de rutina. Pero ahora estoy bien y disponible.

Entonces, ¿ha pensado en esa posibilidad?

Hoy día los conductores de Viña son la Carola (De Moras) y el Rafa (Araneda). Yo tuve el placer de hacerlo tres años y a pesar de que todo el mundo se quedó con la parte negativa, yo tengo los mejores recuerdos. Si ellos (en el canal) en algún minuto requieren de mí, es una conversación que tenemos pendiente. Yo no me cierro a nada. Yo me bajé y, por lo tanto, quedaron con chipe libre. Me imagino que serán ellos quienes animen y no tienen ninguna razón por qué no hacerlo. Pero si en algún minuto me requieren, ningún problema. No es algo que pase por mis ganas, sino que por una decisión de canal que -tengo la impresión- ya está tomada.

¿Echó de menos el Festival durante su pasada edición?

Mis hijos me dicen: "Mamá, ¿y tú crees que alguna vez lo harás de nuevo?". Es que lo pasamos tan bien", y reconozco que este año, por lo que estaba pasando emocionalmente, no lo vi y mi idea era estar con ellos, que tampoco lo vieron, pero lo echaron de menos. De hecho, no pisamos la Quinta Vergara, yo no fui a la gala, nada. Siempre que me preguntan por eso y yo les digo que Viña es mucho más que un trabajo. Pero es una decisión que no tomo yo.

¿No pensó en ofrecerse para el próximo Festival, el de 2015?

Están la Carola y el Rafa y jamás haría algo así, porque no lo encuentro honesto y mucho menos limpio.